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18/12/07

Inmensa chapuza


Puede que la intención de la mayoría del Congreso fuese abrir las puertas de la nacionalidad a los nietos de los emigrantes y no sólo a los descendientes de los exiliados. Puede que el PP no tenga razón cuando dice que la redacción final limita esa posibilidad a los nietos de quienes dejaron España por razones políticas. Pero de lo que no cabe ninguna duda es de que la disposición adicional de la Ley de la Memoria Histórica que regula esta cuestión es una chapuza en toda regla. Un reflejo, probablemente, de las piruetas que se ve obligado a hacer el PSOE para sobrevivir a base de pactos...

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Loa años de Bush


Los Años de Bush es un proyecto de The Huffington Post, uno de los órganos de comunicación on line de referencia de los progresistas norteamericanos (¿por qué aquí nadie es capaz, ni de lejos, de impulsar una web tan brillante?). Hace unas semanas pidieron a los lectores que propusieran palabras y frases que resumieran los dos mandatos del actual presidente del Imperio. Con las más de mil respuestas obtenidas, el diseñador Rich Silverstein (con la ayuda del redactor Roy Sekoff) ha creado tres carteles extraordinarios que recogen nombres, acontecimientos y consignas. El resultado es sorprendente y The Huffington Post se propone ahora, en plena precampaña de las presidenciales, promover la instalación de grandes vallas en las principales ciudades de Estados Unidos. Si quieres verlos ampliados, pincha en la imagen de cada uno de ellos:


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14/11/07

Con franqueza


"Puede que esto no guste a nadie. Al final de este discurso, puede que algunos acusen a este periodista de morder la mano que le da de comer... Y puede que reprochen a la asociación haber dado acogida a ideas subversivas e incluso peligrosas. Y, sin embargo, el sofisticado entramado de emisoras, agentes de publicidad y patrocinadores permanecerá impasible. Es mi voluntad y mi deber hablar con franqueza a los que integran este sistema sobre lo que ocurre en la radio y la televisión. Y si lo que voy a decir trae consecuencias, yo soy el único responsable de esta opinión".

"Pasaremos a la historia por nuestros actos. Si dentro de 50 o 100 años aún quedan historiadores, y se han conservado kinescopios de lo emitido en una semana por las tres cadenas, encontrarán registradas en blanco y negro o en color pruebas de nuestra decadencia, nuestro escapismo y nuestro aislamiento de las realidades del mundo en que vivimos. Somos una sociedad opulenta, acomodada y autocomplaciente. Adolecemeos de una alergia innata a la información que nos perturba".
"Los medios son un reflejo de esta situación. Como no dejemos de considerarlos un negocio y no reconozcamos que la televisión está enfocada básicamente a distraernos, engañarnos, entretenernos y aislarnos, la televisión y los que la financian, los que la ven y los que la producen, podrían percatarse del error demasiado tarde".

Edward R. Murrow, (25 de octubre de 1958).


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13/11/07

El viaje de una madre


Renée C. Byer es una fotógrafa norteamericana que trabaja para The Sacramento Bee, uno de los diarios californianos que más se distinguen por su cuidado diseño y una extraordinaria edición gráfica. La serie de fotografías que realizó para ilustrar El viaje de una madre, un reportaje sobre el cáncer infantil, es de las que reconcilian el periodismo con la realidad. Atrévete a verlas.

Y de paso descubre la clase de periodismo que es posible hacer desde los medios impresos, incluso desde los diarios, cuando se entiende cuál es su verdadero papel y no se cede al deslumbramiento de la televisión y al artificio de Internet. El trabajo de Byer obtuvo el Pulitzer de este año al mejor reportaje fotográfico, gracias en buena parte a la decisión de Cyndie French y su hijo Derek de abrirle la puerta de sus vidas durante un año. La historia es trrágica pero en ensayo visual tiene una profundidad desgarradora. Si quieres concoer más sobre este caso, puedes leerlo aquí.

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6/11/07

Nostalgia del verano


Pues sí, aunque parezca difícil, porque todavía no ha empezado a diluviar...

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19/6/07

Va a ser verdad (IV)

“—Fíjese en este titular a tres columnas del Chronicle. ¿Por qué en el Inquirer no aparece a menudo uno semejante?
—¡La noticia no es para tanto!
—Señor Carter, si el titular es grande la noticia también lo será”.

Ciudadano Kane, (Orson Welles, 1941)

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15/6/07

Sobre los pactos


Del Dilema del Prisionero se deduce que la búsqueda del máximo beneficio a toda costa lleva a renunciar al beneficio mutuo de la opción cooperadora. PSdeG y BNG lo saben perfectamente y por eso llegaron a un acuerdo marco para gobernar los ayuntamientos en los que se necesitan el uno al otro. Ahora bien, como demuestra un experimento realizado un experto en la teoría del juego citado por Eduardo Punset en El viaje a la felicidad (Destino, 2005) la viabilidad práctica de la opción cooperadora depende de la confianza. Y la confianza en cada municipio no se puede fabricar en una mesa de negociaciones.

Es decisivo “hacer aflorar la confianza de cada individuo en la credibilidad del resto”, una circunstancia que, por otra parte, forma parte de “las bases psicológicas de la incidencia significativa de una democracia transparente, es decir, preocupada por generar la confianza individual en los estamentos políticos”. Por esa razón, aunque socialistas y nacionalistas visualicen (en la virtualidad del acuerdo marco) las ventajas de la opción cooperadora, eso no quiere decir que (en todos los casos reales de la negociación en el ámbito local) exista suficiente confianza como para que las dos partes optimicen el máximo beneficio individual a través de la cooperación.
Las ventajas de la opción cooperadora no son los únicos rasgos determinantes de la negociación política que PSdeG y BNG mantuvieron durante ocho días en busca de un acuerdo para gobernar los municipios sin mayoría absoluta.
Uno de los más importantes es que todos los miembros de la comisión negociadora, tanto los de una formación como los de la otra, sabían desde el principio que iban a firmar. ¿Por qué, entonces, el (aparente) vaivén de las conversaciones? La respuesta hay que buscarla en la parte más débil de la negociación. La condición de fuerza minoritaria obliga a quien asume ese papel a hacer ver que, por más que las ventajas de la cooperación así lo determinen, el futuro no está escrito. De ahí que sus dirigentes tuviesen interés en escenificar que el pacto no era inevitable. La capacidad de mejorar posiciones de la parte más débil en cualquier negociación depende directamente de que sea capaz de hacer verosímil su afirmación de que el acuerdo final no tiene por qué ser el que todos esperan; de lo contrario no obtendrá ventaja alguna, porque a su adversario, la parte más fuerte, le bastaría con esperar de brazos cruzados.
Por esa razón la estrategia negociadora de la parte más débil de un proceso dirigido a lograr un acuerdo exige no dar nada por sentado y hacer que el contrario visualice la verosimilitud del escenario que menos le favorece. La parte más fuerte debe creer que su socio potencial está dispuesto a mantener el desacuerdo, sólo de ese modo estará dispuesto a hacer concesiones para no poner en riesgo su objetivo final.
Para construir este escenario, la parte más débil, en este caso (y en términos exclusivamente aritméticos) el BNG, siguió el libro. Sus dirigentes extremaron las demandas y exhibieron las alternativas. De ahí que el Bloque subiera la apuesta reclamando tenientes de alcalde con poder y gobiernos ordenados de manera que reflejasen la existencia de dos referentes políticos en los ayuntamientos.
El BNG moduló perfectamente la distancia entre las expectativas (de los partidos y de los medios de comunicación) y la realidad para que la parte más fuerte de la negociación, el PSdeG, no diese el acuerdo por sentado. Los medios, es evidente, entraron en ese juego y sirvieron de correa de transmisión a dos mensajes cruciales para los negociadores nacionalistas: que las conversaciones estaban rotas, justo cuando comenzaban, y que el acuerdo era prácticamente imposible, justo cuando ambas partes se disponían a redactar el documento final. (Por cierto: la tentación de los nacionalistas de intentar esculpir la opinión pública controlando el flujo de información es perfectamente normal tratándose de una formación política; otra cosa muy distinta es el juicio que merezca, en términos deontológicos, la combinación de ingenuidad y connivencia que mostraron los medios a la hora de trasladar a los ciudadanos lo que realmente estaba pasando).
El BNG trataba de maximizar sus opciones y el PSdeG intentaba reducirlas, pero sin que ninguna de las dos partes considerase realmente otras alternativas. Esa evidencia, firmemente asentada a ambos lados de la mesa de negociaciones, redujo el margen de maniobra a la búsqueda de una fórmula que permitiese a socialistas y nacionalistas trasladar a la sociedad la imagen de un acuerdo en el que cada uno de ellos obtenía el máximo resultado. El PSdeG la unidad de los gobiernos municipales bajo el liderazgo socialista y el BNG la existencia de gobiernos en los que fuesen visibles dos referentes políticos diferentes.
La prueba de todo ello es el pacto mismo. En última instancia, la única diferencia sustancial entre los acuerdos de 2003 y el de 2007 es que sólo habrá un teniente de alcalde por ayuntamiento. Ese empate técnico en la negociación es el resultado de la conciencia común de que no existían alternativas reales. Dehaber confirmado la tesis el Dilema del Prisionero, ambos habrían obtenido un bien inferior al que lograrían mediante la cooperación. En vez de eso, ambas formaciones acabaron aceptando que el punto de llegada era el mismo que el de partida; así que convirtieron el camino entre uno y otro punto en un mera escenificación que diese satisfacción a sus expectativas iniciales. Uno de los negociadores lo confesaba en privado: ambas fuerzas están condenadas a entenderse, al menos durante dos legislaturas. Si se asume ese hecho, lo que único que sus dirigentes deben decidir en cada momento es si su modelo de convivencia se basa en el principio de la cooperación o es en realidad un campo de minas plagado de sobresaltos. ¿El resto? Puro teatro.

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14/6/07

Periodismo de emociones


Puede que no lo haya hecho del todo bien y es seguro que se equivocó haciéndose la foto de las Azores, pero cuando opina sobre los medios de comunicación tiene más razón que un santo: “El impacto es lo que importa. La exactitud es importante pero es secundaria (…). Los diarios de calidad afrontan las mismas presiones que los tabloides; las televisiones, las mismas que los diarios. Hay que conseguir audiencia, mantenerla y atrapar sus emociones. Algo interesante es menos poderoso que algo que emociona”.

En esta información de El País puedes conocer más detalles acerca de la conferencia de Tony Blair en el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo. Las negritas, por supuesto, son mías:

Tony Blair, a quien le queda algo más de dos semanas como primer ministro británico, lanzó ayer un duro ataque contra el periodismo actual y los cambios producidos con la llegada de las nuevas tecnologías. Blair dijo que la competencia brutal lleva a la prensa a comportarse como "bestias salvajes", ha provocado la pérdida de valores, como el de la búsqueda de la verdad, y modificado la relación entre medios de comunicación y políticos, que de esta manera ven "reducida su capacidad para tomar las decisiones correctas".
"El impacto es lo que importa. La exactitud es importante, pero es secundaria. (...) Los diarios de calidad afrontan las mismas presiones que los tabloides; las televisiones, las mismas que los diarios. Hay que conseguir audiencia, mantenerla y atrapar sus emociones. Algo interesante es menos poderoso que algo que conmociona", aseguró el primer ministro británico.
Blair se decidió a hacer públicas sus ideas sobre el estado del periodismo actual "después de muchas dudas", según confesó. "A algunos les parecerán basura, pero era necesario decirlo". Y lo hizo ante la audiencia adecuada, en el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, en la sede de la agencia británica en Canary Wharf de Londres.
Quiso presentar estas opiniones como sus reflexiones tras 10 años como primer ministro de Reino Unido y 13 como líder del Partido Laborista. Blair advirtió de entrada que no se trata de buscar culpables, sino soluciones a un problema. Admitió de inmediato sus propios pecados debido a la "inusual" atención que el Nuevo Laborismo prestó a los medios "en los primeros años". Y subrayó que "no es la gente lo que ha cambiado, sino el entorno".
Es decir, no es que los periodistas sean más malignos hoy que ayer, pero los cambios que vive el mundo de la información han agravado el antagonismo entre la prensa y los políticos. "Las relaciones entre los medios de comunicación y los políticos son, necesariamente, difíciles. Así tiene que ser", dijo Blair.
Su tesis es que en un mundo con canales de información 24 horas al día siete días a la semana, en el que han irrumpido las ediciones electrónicas y hay millones de blogs compitiendo con los medios tradicionales y alejando de ellos al público más joven, "el mundo de los medios -como todos los demás mundos- está cada vez más fragmentado, más diverso y transformado por la tecnología".
Eso ha generado una lucha feroz por la audiencia y la tirada que en su opinión hace que los políticos tengan que afrontar la información en tiempo real, modificando su forma de exponer el discurso, y ha llevado a los medios "en un grado muy peligroso a la búsqueda del impacto".
Eso provoca, en su opinión, seis consecuencias: "El escándalo y la controversia derrota al periodismo ordinario"; los "errores" se convierten en "engaños"; "el miedo a perderse algo hace que los medios de hoy, más que nunca, cacen en manada: son como bestias salvajes, haciendo añicos a la gente y su reputación"; en vez de la información de la noticia se impone la interpretación de esa noticia; eso hace que información y opinión se confundan de forma rutinaria; por lo tanto, "no hay equilibrio": todo es "o triunfo o derrota, ya no hay grises, sólo blanco o negro".
Blair vio algo de luz en esa oscuridad: en un mundo en el que "la confianza en los periodistas no es mucho mayor que la que hay en los políticos (...) hay un deseo de imparcialidad, un mercado para informar de forma seria y equilibrada".
"Creo que la relación entre la vida pública y los medios está dañada de tal manera que exige una reparación", concluyó. Pero, en el coloquio que siguió a su intervención, descartó que esa solución pueda venir a través de organismos reguladores: "El cambio no puede ser impulsado por los políticos, sino por los propios medios", aseguró.

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31/5/07

Ganadores y perdedores


Diario de Campaña (5)
¿Todos han ganado? Es evidente que no. Las elecciones del domingo, al menos en Galicia, son un ejemplo de cómo una ligerísima variación en la decisión de los votantes puede poner patas arriba todo un mapa político. Examinemos las principales magnitudes partido a partido.


1. Partido Popular
Veamos primero los concejales. Su número es importante, al fin y al cabo es lo que elegimos los que fuimos a votar (y los que no, aunque ellos crean lo contrario). En cifras absolutas el PP se lleva el gato el agua, pero el partido de Alberto Núñez Feijóo haría muy mal en celebrar el resultado como una victoria. Porque aunque ha conseguido 1.789 de los 3.847 puestos a cubrir (el 46,5% del total), ha perdido 253 (un 12,3% menos).
El cómputo de alcaldías es todavía relativo, porque muchas de ellas dependen de que fructifiquen o no los pactos poselectorales. No obstante, a la vista de los resultados y teniendo en cuenta los precedentes de otros años, no es aventurado suponer que el PP se quedará al final con entre 150 y 160, lo que significa que, por primera vez en dos décadas, los conservadores gallegos sólo tendrán bajo su control a la mitad de los ayuntamientos de Galicia.
Van a ser, en todo caso, municipios con poca población. El mayor de ellos es el de Ribeira, una localidad de apenas 30.000 habitantes. De hecho, apenas el 30% de los gallegos tendrán alcalde del PP durante los próximos cuatro años.
En cuanto a las Diputaciones, el PP mantiene el dominio en número de diputados en las cuatro, pero no sólo no recupera la de A Coruña sino que va a perder el control de la de Lugo.
Prestemos atención ahora al número de votos. El PP ha perdido 39.227 (un 1,65% menos) en comparación con las elecciones de 2003. Sus 656.195 sufragios les sitúan en primer lugar, pero no sólo representan menos del 40% del total (la cifra más baja desde que el PP sustituyó a UCD como referencia en el centroderecha) sino que son 137.619 menos que los de la izquierda (entendiendo por tales los del PSdeG y el BNG juntos). Hace cuatro años la diferencia era de 83.066 votos, lo que significa que se ha incrementado más de un 65%. Si sumamos los votos de los tres grandes partidos, los del PP representan el 45,25%.
Alberto Núñez Feijóo ha celebrado los resultados porque tiene más concejales, más alcaldes y más votos que nadie. Y ha pasado por alto que son los peores que obtiene su partido en unas municipales en 20 años. No sólo tendrá menos poder que nunca sino que su influencia, limitada a las zonas rurales, sólo alcanzará a un tercio de la población.

2. PSdeG
Los socialistas han ganado 190 concejales (un incremento del 20,4%) y ahora tienen un total de 1.117 ediles. Son 672 menos que el PP, lo que significa que, en lo que se refiere a esta magnitud, desde 2003 la diferencia entre ambas formaciones se ha reducido casi un 40%.
Todavía no hay pactos, pero es más que probable que, a partir del 16 de junio, el PSdeG sume más de un centenar alcaldías, casi un tercio del total. Es una cifra sin precedentes para los socialistas, pero lo verdaderamente relevante es que se trata de municipios que, en conjunto, son el hogar del 60% de los gallegos. Los socialistas retroceden en A Coruña, Lugo y Santiago y avanzan en Pontevedra, Ferrol, Ourense y Vigo. El balance final es que siete de las ocho localidades con más población tendrán alcalde del PSdeG.
En el ámbito provincial, el PSdeG amplía su control de las diputaciones sumando Lugo a la de A Coruña.
Fijémonos ahora en los votos. Los socialistas ganaron exactamente 2 puntos y 25.208 votos en comparación con las elecciones de hace cuatro años. Ahora mismo están a 10,7 puntos y 177.830 votos del PP, cuando hace cuatro años la distancia era de 14,45 puntos y 242.265 sufragios. Se ha reducido, pues, un 26%.
Emilio Pérez Touriño ha celebrado los resultados porque su partido es el único que crece en cifras absolutas y relativas y en todas las magnitudes. Y se apoya en el liderazgo socialista de la alternativa de izquierdas al PP para asegurar que la alianza PSdeG-BNG que ha hecho posible el Gobierno bipartito de la Xunta ha ganado las elecciones municipales.

3. BNG
Los nacionalistas han conseguido 661 concejales. Son 65 más que en 2003, lo que representa un incremento del 11%.
En el capítulo de las alcaldías es donde la ganancia del Bloque se hace más evidente, porque los pactos pueden permitirle duplicarlas y conseguir hasta una treintena de bastones de mando. En términos de población, aproximadamente un 10% de los gallegos tendrán alcalde nacionalista. El BNG conservará además la alcaldía de Pontevedra y por primera vez tiene ante sí la posibilidad de formar parte de los gobiernos municipales de las otras siete ciudades.
Lo curioso es que este balance, positivo en número de ediles y tremendamente favorable en las alcaldías, no se corresponde con el número de votos. De hecho, el Bloque recibió el domingo 9.882 votos menos (una caída de 0,26 puntos porcentuales). La caída de votos del PP le permite ganar posiciones relativas en relación con los conservadores pero en cambio los nacionalistas han perdido peso en lo que se refiere a los socialistas.
Anxo Quintana celebró los resultados porque el BNG prácticamente ha detenido la caída electoral que inició en 2001 (el retroceso es prácticamente nulo) y ha logrado su objetivo de duplicar sus alcaldías.

De todo ello cabe extraer algunas conclusiones:
1. El PP pierde votos, concejales, alcaldes y, sobre todo, poder local, el único soporte institucional que le quedaba después de perder el Gobierno central y la Xunta. Los conservadores acudieron a las urnas con el objetivo de conservar tres diputaciones, las ciudades de Ferrol, Ourense y Vigo y el liderazgo en número de votos. Hoy sólo conservan la primera posición en apoyo popular y han fracasado en los demás objetivos.
2. El PSdeG gana en todas las variables en las que el PP pierde, lo que significa que sale notablemente reforzado de las elecciones. Su objetivo eran siete de las ocho ciudades, tres diputaciones y convertirse en la fuerza más votada. No han conseguido el número uno de apoyo ciudadano y se han quedado sin la Diputación de Pontevedra, pero han alcanzado el resto de sus objetivos.
3. El BNG se proponía entrar en los gobiernos municipales de todas las ciudades, duplicar los municipios gobernados por un nacionalista, conservar la alcaldía de Pontevedra y conquistar Ourense. Han retrocedido en voto en varias ciudades pero, salvo el objetivo de As Burgas, se puede decir que han alcanzado su pretensión.
4. La izquierda (con permiso de la redefinición que del BNG hizo Quintana en plena campaña) gana a la derecha, también en las municipales. El mito de la Galicia conservadora se tambalea.
5. El hecho de que no haya mayorías absolutas en las ocho ciudades más pobladas beneficia, sobre todo, a Emilio Pérez Touriño. Su mayor riesgo, el renacimiento de las baronías de la mano de alcaldes todopoderosos ya no existe. Losada y Orozco son un problema más pequeño para el presidente si tienen que entenderse con los nacionalistas y Bugallo y Caballero son mucho menos peligrosos si carecen de poder absoluto.

Y una obviedad final que no siempre se tiene en cuenta:
Las elecciones locales son elecciones locales. Yerran quienes creen que los ocurrido el domingo anticipa lo que va a pasar en las generales. Los electores no son tontos y saben lo que están votando. Son muy pocos los ciudadanos que el domingo fueron a votar pensando en Acebes, Zaplana o Zapatero, y muchos los que lo hicieron (o dejaron de hacerlo) teniendo muy presente la situación de su barrio.

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18/5/07

Diez mentiras sobre las elecciones


Diario de Campaña (4)
Ha aquí mi lista de los diez tópicos más habituales a tener en cuenta en unas elecciones:

1) Todos los políticos son iguales
2) El voto no sirve para nada
3) El gasto electoral es un despilfarro
4) Las encuestas son invenciones inútiles
5) La política es una actividad corrupta
6) Los políticos ganan demasiado
7) Debería gobernar el candidato más votado
8) Los candidatos se dedican a insultarse en vez de explicar sus propuestas
9) La campaña electoral no modifica la intención de voto
10) La política no interesa a nadie

Veamos por qué.

(la imagen es de Orca Ruga Bin)


Todos los políticos son iguales. Es una simplificación completamente alejada de la realidad y una afirmación que sólo se sostiene desde el interés o la desinformación. No sólo no son iguales un político del PP y uno del BNG sino que tampoco son iguales, ni mucho menos, dos políticos del PSOE. La política en Galicia y en España está llena de ejemplos que evidencian la falsedad de esta afirmación.
El voto no sirve para nada. Bastaría con una reducción al absurdo para demostrar esta impostura: si todo el mundo la suscribiera, nadie votaría y sería el fin de la democracia participativa. Esta afirmación se apoya en una circunstancia aritmética que alimenta la sensación de la inutilidad del sufragio: la dimensión del universo de votantes. Sobre un censo de tres personas, un voto parece algo decisivo; sobre uno de 3 millones, aparenta no servir para nada. La idea es simple y se basa en despreciar la importancia de la acumulación. El individuo frente al cuerpo social. Y es mentira. No habría cuerpo social, no habría mayorías ni minorías sin la acumulación de los individuos. Hace cuatro años Francisco Vázquez logró la alcaldía por menos de 200 votos. Sé de algunas personas que no fueron a votar y se tiraron de los pelos cuando descubrieron que con su voto habrían conseguido echar a Vázquez de María Pita, tal y como deseaban. Todos los votos cuentan, es una obviedad matemática. Aunque haya quien no se la crea en la realidad democrática. Incluidos los que se quedan en casa o los que depositan el sufragio en blanco: creen que se mantienen al margen pero en realidad con su decisión están delegando lo que va a suceder en quienes sí votan a una candidatura concreta. Quienes creen que de esa forma se mantiene al margen del sistema se engañan. La realidad no desaparece porque ellos cierren los ojos, sigue desarrollándose ante ellos, aunque sea con su pasividad cómplice.
El gasto electoral es un despilfarro. Los partidos gastan millones en las campañas electorales, pero contrariamente a lo que trata de sostener esta afirmación, ese dinero no se volatiliza. Imprentas, empresas de alquiler de equipos de sonido, organización de eventos, vehículos y locales, fabricantes de papel, vendedores de merchandising y toda clase de empresas, grandes y pequeñas, así como sus empleados, se benefician del dinero que pone en circulación una campaña. En términos puramente económicos las campañas no derrochan más que las fiestas patronales de cualquier localidad. Y nadie se queja de ellas. Eso sin contar con el hecho de que, efectivamente, la democracia es el sistema político más caro. Pero el hecho de que los totalitarismos sean baratos no los hace mejores. Al contrario; a la larga acaban resultado mucho más caros, sobe todo en términos de derechos humanos,
Las encuestas son inventos inútiles. Las encuestas ni son inútiles ni son inventos. Al menos cuando se hacen bien y no se diseñan exclusivamente para influir en la opinión pública señalando tendencias inexistentes. La demoscopia es una ciencia por más que su realización la haya desprestigiado y es un instrumento extraordinariamente útil para predecir escenarios a partir del examen de conjuntos sociales muy extensos. Tan útiles son que las usamos a diario fuera de la política para apoyar argumentos y toda clase de criterios sociales, culturales y económicos. Y los propios políticos no pagarían grandes cantidades de dinero por encuestas que no hacen públicas y que les permiten establecer prioridades y fijar estrategias. La credibilidad de las encuestas que se difunden, como en el caso de las noticias, depende de los medios que les sirven de soporte. Y así deben ser juzgadas.
La política es una actividad corrupta. Hay políticos corruptos pero probablemente no son la mayoría. Así que es posible concluir que la mayoría de los políticos no son corruptos. Al menos en un proporción diferente al resto de los colectivos sociales, porque no cabe afirmar fundamentadamente que la política soporte un grado de corrupción mayor que la actividad económica, el deporte o e periodismo. Lo más habitual es que la corrupción, cuando anida en una sociedad, contamine por igual a todos sus estamentos. Asegurar que los políticos son más corruptos que los médicos, los abogados o los policías es un ejercicio de hipocresía que toma como muñeco de feria al grupo social más expuesto a la crítica pública. Pero nunca se ha sostenido con pruebas.
Los políticos ganan demasiado. El sueldo de los políticos es con frecuencia motivo de discusión, ni siempre basándose en criterios objetivos. El salario de alguien siempre es una magnitud relativa. 1.500 euros netos al mes, por ejemplo, puede parecer escaso para alguien que, por ejemplo, ha tenido que dedicar años de formación y de trabajo para alcanzar esa nómina, pero parece descomunal a los ojos de un pensionistas que no alcanza los 600 euros al mes. Por el contrario, puede parecer que tenga mucho sentido que algunos artistas cobren, por ejemplo, 6.000 euros netos por media hora de actuación, o que el consejero delegado de un banco ingrese 24.000 cada mes, planes de pensiones aparte. El salario está, con frecuencia, vinculado a la situación de mercado, depende de la proporción entre la oferta y la demanda así como de la formación, la experiencia y, a veces, el prestigio. Si la sociedad, a partir de esos valores, decide pagar buenos sueldos a los responsables de empresas, ¿por qué ha de parecernos más remunerar del mismo modo el gobierno de lo público, una empresa mucho más importante para la colectividad que las de propiedad privada? Pretender que a nuestros políticos se les paguen sueldos ridículos, o incluso que no se les pague, es pura demagogia inconsistente.
Debería gobernar el candidato más votado. Es una de las mentiras habituales entre los partidos y los candidatos que a menudo obtienen el apoyo mayoritario de los ciudadanos pero que al mismo tiempo son incapaces de llegar a acuerdos con otras formaciones políticas. Sólo gobierna el candidato más votado en los sistemas políticos mayoritarios, donde el que más votos obtiene se lo lleva todo, sea el 50% o el 10%. Pero en España el sistema político, pactado por todos los partidos, es el proporcional, y en él la representación se reparte en función del porcentaje de votos: si logras el 50%, te quedas con el 50%, pero el que logra el 10%, recibe también el 10% (los porcentajes, en la práctica, no son exactos, porque, por ejemplo en España, se aplica la corrección matemática conocida como Ley d’Hondt, que siempre prima a los más votados y perjudica a los de menos apoyo). Por eso quien reclama que gobierne el más votado pretende algo ilegal; primero que proponga modificar la ley electoral o guarde silencio. El sistema proporcional permite y facilita construir mayorías y la mayoría siempre está más legitimada que la minoría, por más que resulte de la agrupación de dos o más voluntades.
Los candidatos se dedican a insultarse en vez de a explicar sus propuestas. El tiempo que los candidatos dedican a insultarse es sorprendentemente pequeño en comparación con el que consumen en la explicación de sus propuestas. Los culpables de esta mentira son los medios de comunicación, que siempre prefieren los insultos, mucho más llamativos y noticiables, a las propuestas, con frecuencia aburridas y pesadas. Muchos ciudadanos tienen la misma preferencia porque prestar atención a proyectos e iniciativas exige más esfuerzo que pasar simplemente el tiempo observando cómo los políticos se despellejan mutuamente.
La campaña electoral no modifica la intención de voto. Es verdad que la mayoría de los ciudadanos con derecho a voto llegan a la campaña con una decisión tomada. Sin embargo, un porcentaje muy significativo de los votantes duda sobre que hacer hasta el último día. Son pocos los que se debaten entre dos opciones pero sí muchos los que no saben si votar en una dirección quedarse en casa. Por esa razón los partidos concentran sus esfuerzos en movilizar a sus afines más que en convencer a los contrarios. Quien motiva lo suficiente a sus seguidores como para ir a votar suele llevarse el gato al agua.
La política no interesa a nadie. Es una mentira muy habitual, no sólo entre sesudos expertos sino entre los ciudadanos del común. Pero es difícil de sostener con datos. Una actividad como la política, con notables consecuencias sobre la vida práctica de las personas, es probablemente una de las cosas que más interesa a los ciudadanos. Basta con recordar cuánta gente vota en unas elecciones que, en el caso de Galicia, por ejemplo, se acerca habitualmente al 75%. Eso son tres de cada cuatro personas con derecho a voto. Se me ocurren pocas cosas capaces de interesar a más gente, ni siquiera el fútbol. Si nos fijamos en las cifras de audiencia de los debates más recientes en TVG obtendremos una conclusión parecida. Y si nos fijamos en los diarios de información general más vendidos de España, caeremos en la cuenta de que son, al mismo tiempo, los que más espacio dedican a la información política.

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9/5/07

Como chiquillos


Diario de Campaña (3)
La semana empezó en domingo, como si fuéramos anglosajones. Y arrancó en Vigo, con ZP como principal atracción, y con un Touriño que cosechó, para sorpresa de muchos, más aplausos de lo que en él es habitual. O era, porque, aunque a lo mejor es pronto, si se confirma como reclamo electoral tendremos ante nosotros la prueba del nueve de cómo la jefatura institucional moldea el liderazgo político.


Siempre he sospechado que atribuimos a nuestros políticos una talla que no tienen. Que los percibimos de forma diferente por el mero hecho de ocupar uno u otro cargo, aunque se trate de la misma persona. Dejamos que el contexto, en este caso el sillón presidencial, modifique la realidad que tenemos ante nuestros ojos. Habrá que estar atentos, en los próximos días, al verdadero alcance de ese fenómeno.
Mientras tanto siguen las escaramuzas de esa guerra sorda que mantienen, desde hace meses, los dos socios del bipartito. La semana pasada vimos cómo el caso el episodio de los cheques asistenciales para la emigración servía de pretexto para uno de los mayores desencuentros de la legislatura. Y este lunes hemos asistido a unan nueva batallita, en este caso a cuenta del control de TVG, resultado de un equilibrio insostenible que es en sí mismo una herida mortal para los medios públicos.
Son como chiquillos. Y por eso todo parece un juego. Aunque en rigor no lo sea y, de verdad, el 27 de mayo estén en juego más cosas que las que, con su comportamiento aparentemente frívolo, nos quieren hacer creer.

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5/5/07

Una controversia injusta (2)


He aquí el vídeo de agradecimiento que Jon Lee Anderson envió desde Afganistán en torno a la concesión del III Premio José Couso y que no pudo ser proyectado en el Teatro Jofre de Ferrol esta semana por problemas técnicos

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3/5/07

Una controversia injusta


La entrega ayer en Ferrol del III Premio José Couso al periodista norteamericano Jon Lee Anderson se vio envuelta en una controversia injusta. Injusta con el premiado, un profesional poco sospechoso de complacencia con los poderosos, e injusta con el cámara ferrolano cuyo asesinato en Irak conmemora el galardón. Unas declaraciones de Anderson reproducidas por el diario El Progreso el pasado mes de diciembre fueron la causa. La familia de Couso las consideró contrarias a la batalla judicial que mantienen reclamando justicia, por más que el propio Anderson, en el comunicado con el que agradeció el premio, dijese todo lo contrario.


La familia de Couso, faltaría más, tiene todo el derecho del mundo a dar su opinión. Y Anderson también. Por eso mismo reivindicamos la libertad de expresión. Lo verdadermente lastimoso es que no creo que de las palabras del periodista norteamericano (las reproducidas por El Progreso) se derive ninguna crítica hacia la familia del cámara ferrolano ni mucho menos una defensa de la impunidad en los conflictos bélicos. Confío verdaderamente en que el premiado, imposibilitado para responder in situ a las críticas al estar ausente del acto de entrega del galardón que conceden los periodistas gallegos porque se encuentra trabajando en una remota región de Afganistán, tenga ocasión de responder personalmente a las críticas cuando se desplaze a Galicia. Aunque a muchos no nos quepa ninguna duda.

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1/5/07

El blogomillo originario


“Nada puede ser más lisonjero, ni mas glorioso á quien disfrutando de la paz del reino repasa escrupulosamente por la memoria los desvaríos de su vida pasada, para reforzarse en todo con el estudio de la verdad, que al manifestar á todo el Mundo los escollos en que nuestra fragilidad se bate miserablemente todos los dias. Pero ¡será posible, que no haviendo quien hable mal de mi vaya ahora a turbar mi sosiego, siendo el juguete de las visitas y concurrencias, y excitando bullas y disputas entre unos que me alaben, y otros que me desprecien?"

(El Catón Compostelano, 1 de mayo de 1800)

"Sin deseos ni temores, y á cubierto de todo rumor desagradable hé vivido hasta ahora sin inquietud y no me entretengo en mi soledad sino conmigo y con mis libros. ¡O agradable é inocente vida! ¡Quan amable es esta ociosidad, quan honesta y casi digna de preferirse aún á los mas ilustres empléos! Pero por otra parte ¿dexaré de ser de alguna utilidad en la sociedad? Tendré bastante calma para contarme por miembro podrido del cuerpo civil, solo por no turbar mi quietud, y ser unicamente bueno para mi solo? No, no es este el fin con que Naturaleza trabó entre si todas las partes que componen el Universo; otro es el systema que quiso adoptar, haciendo que todas contribuyesen á la circulacion de esta maquina , y este solo exemplo debe ser suficiente para mi instruccion.
Mi ocupacion, pues, há de ser desde este dia reprehender los errores introducidos bajo el nombre de costumbre, é instruir en todas materias politicas y literarias. Pero sin embargo de las muchas bendiciones y aplausos, de que me colmaron algunos modestos Anonimos al saber la intencion de una tan arriesgada empresa, hallo una no pequeña dificultad. Se me ofrece, pues, decir á todos mis Compatriotas: Voy á exponer la verdad sin velo alguno, y en todo su esplendor, y ¿podreis sufrir sus brillos? La oireis y la aceptareis sin disgusto? Abolireis en conseqüencia los abusos que yo os corrija, y os demuestre por tales? Si á la satisfaccion de hablar aconsejando á mis Conciudadanos se me agrega la gloria de ver fructificar mis palabras, mi gozo será igual á mi desvelo, no desearé mas recompensa que trabajar con gusto mis tareas, y que mas? dormiré dulcemente entre los brazos de mi silla, meditando en el asunto que huviese de proponer al público, sin querer ni un sosegado sueño, ni la mas regalada cama”.

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Disparados


Diario de Campaña (2)
Anxo Quintana reúne a los candidatos a las alcaldías de las siete capitales y a la conselleira de Vivenda, Teresa Táboas, para el ceremonial de los compromisos. Firman un papel, igual que el candidato de Bande firma ante notario, para que les creamos más.

Tiene razón el PP cuando ridiculiza estas prácticas. Si hacen falta fedatarios públicos (notarios o periodistas) es que algo está fallando en la credibilidad de nuestros políticos y no va a mejorar gran cosa por que haya papeles de por medio. La cita es en el mismo salón de un hotel compostelano en el que hace ocho días el PP celebró el alumbramiento de su programa electoral y la hora es intempestiva, porque es 1º de Mayo y los candidatos tiene que llegar a tiempo a las manifestaciones que la CIG ha convocado en cada una de las ciudades de las que proceden.
Corbata para todos menos para Táboas y el propio Quintana, cómodo en su look de fin de semana. El vicepresidente no se extiende, sabe de las prisas de sus candidatos. El tema vuelve a ser el urbanismo y habla lo justo para hacer ver que el BNG tiene las manos limpias en el toma y daca de la corrupción de sus rivales. Y para prometer 27.000 viviendas protegidas en cuatro años en las siete capitales para el caso (improbable) de que todos sus candidatos consigan llegar a la alcaldía.
El primer en huir, a la carrera, es el único alcalde presente. Fernández Lores se sube de un salto en el coche oficial y sale disparado.

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El calamar


Diario de Campaña (1)
Alfonso Rueda habla de los alcaldes constructores con esa ambigüedad calculada tan habitual en los políticos que gustan de administrar cuidadosamente la información, no vaya a ser que se les escapen demasiados datos. Rueda se ha convertido en la tanqueta del PP. Inasequible al desaliento, avanza contra viento y marea y caiga quien caiga. Un día compara al alcalde de Foz con De Juan Chaos, otro juega con las palabras para llamar a la conselleira de Política Territorial la becaria de Touriño.

Hoy pone cara de calamar y señala con el dedo a los candidatos socialistas de Baiona y Ribeira de Piquín, supuestos constructores (muy supuestamente, a la vista del registro mercantil, pero esa es otra historia) para llenar de tinta el espacio público y hacer invisibles a los alcaldes del PP que, con las bendiciones de su partido, deciden por la mañana cuánto vale del suelo para dedicar la tarde a averiguar a cuánto nos van a cobrar los pisos.
Aprovecha Rueda para preguntarse qué hace Touriño en Canarias en vez de estar negociando con Fomento cómo suprimir los pasos a nivel de Valga. Da igual que ambos hablaran en Galicia hace sólo cuatro días y que los pasos a nivel ya estuviesen ahí cuando gobernaba el PP. Detalles, detalles sin importancia. Lo importante es hacer ver que Touriño no está, que se fue a Canarias. ¿Y dónde está Feijóo? ¿De puente?

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30/4/07

Va a ser verdad (III)

“Las fuentes anónimas son al periodismo lo que los implantes de silicona a la figura femenina; parecen impresionantes al crédulo, pero algo no va bien”.

Larry King, agosto de 2005

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29/4/07

La reválida del bipartito


A dos semanas de que comience oficialmente la campaña electoral, los tres partidos representados en el Parlamento gallego tienen todo preparado para afrontar la cita con las urnas que renovará la composición de los 315 ayuntamientos y de las cuatro diputaciones provinciales de Galicia. Una convocatoria insólita, porque, por primera vez, PP, PSdeG y BNG competirán en todos los municipios (hasta ahora sólo el partido que preside Alberto Núñez Feijóo había sido capaz de concurrir en todos los ayuntamientos) con los papeles cambiados. El respaldo político y la presencia activa de la Xunta, que durante los últimos 25 años habían estado al servicio de los candidatos locales del PP, jugarán en esta ocasión a favor del PSdeG y el BNG.

(El País, 29/04/07)



Los equipos de estrategia de las tres formaciones están convencidos de que el cambio de papeles en el escenario autonómico hará de la campaña un acontecimiento nuevo. El tiempo transcurrido desde que el PP perdió la mayoría absoluta en el Parlamento autónomo y la proximidad de unas elecciones como las generales, en las que populares y socialistas medirán fuerzas por primera vez desde el 14-M, introducirán en el debate el balance de gestión de los primeros dos años del bipartito y de los tres de legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero también someterán al juicio de los ciudadanos la estrategia de oposición del PP en el conjunto de España y en Galicia.

La primera fase de la precampaña ha puesto de manifiesto que el urbanismo y la diferencia de criterio de los partidos sobre la posibilidad de que los alcaldes compatibilicen sus cargos con actividades privadas en el sector de la construcción se han convertido en el eje del debate. El PSdeG denuncia no sólo la tolerancia que el PP practica a la hora de enjuiciar a los alcaldes constructores sino que ha hecho de las medidas de protección de litoral y de la actuación contra los municipios que incumplen las normas urbanísticas el argumento central de la campaña. La estrategia del PP, después de algunos titubeos, se ha convertido en un reflejo de la de los socialistas. Sus dirigentes utilizan argumentarios dirigidos a denunciar en las filas del PSdeG los mismas prácticas irregulares que ellos atribuyen a la derecha, en un intento de neutralizar las críticas. Y el BNG, consciente de la pelea entre los partidos estatales, ha decidido jugar a fondo la carta de la limpieza como la única formación que no tiene nada que reprocharse en materia urbanística.

En ese contexto, más complicado de lo habitual para el partido mayoritario, el PP de Feijóo afronta su primera campaña como líder con el reto de no dar un paso atrás. Mantener la hegemonía en la administración local (en 2003 logró el 41,4% de los sufragios, más de 2.000 concejales y casi tres de cada cuatro alcaldías) y conservar el control de tres diputaciones y de los ayuntamientos de Ferrol, Ourense y sobre todo Vigo representan para el sucesor de Manuel Fraga la diferencia entre el éxito y el fracaso. Cualquier cosa que el PP consiga por encima de ese objetivo -alguna otra alcaldía en las ciudades o la recuperación de la Diputación de A Coruña- sería una sorpresa para los dirigentes populares.

Si sale bien parado, Feijóo no tendrá problemas para encarar la campaña de las generales (y sobre todo las autonómicas de 2009) en condiciones de hacer frente a Emilio Pérez Touriño. Si fracasa y el PP retrocede posiciones, se expone a un complicado debate que reabra viejas heridas y acabe por cuestionar su liderazgo.

El equipo de campaña de los socialistas se apoya en la idea de que el cambio en la Xunta debe ahora extenderse a los ayuntamientos. El discurso de los socialistas defenderá, como ya hiciera en el pasado el PP, las ventajas que supuestamente se derivan de que las tres administraciones estén en manos del mismo partido político. La idea de "cooperación" será una de las más repetidas.

Los socialistas, que en 2003 sumaron el 27% de los votos y algo menos de 1.000 concejales, han fijado objetivos tan claros como ambiciosos. Además de conservar A Coruña, Lugo y Santiago, quieren resultados en Ferrol, Ourense y sobre todo Vigo, una alcaldía que perdieron en favor del PP por culpa de los desencuentros que acabaron por hacer trizas las relaciones entre socialistas y nacionalistas A este objetivo, el PSdeG quiere sumar las diputaciones de Lugo y Pontevedra, que siempre han estado en manos del PP (los socialistas admiten que Ourense sigue fuera de su alcance). Algún alto cargo del Gobierno sube incluso la apuesta y afirma que los socialistas deben superar al PP también en número de votos.

Si el PSdeG consigue hacer realidad estos objetivos no solo habrá corroborado la rentabilidad de su gestión al frente de la Xunta sino que estará sentando, en opinión de sus dirigentes, las bases para superar al PP en las generales del año que viene y, sobre todo, en las autonómicas de 2009, la cita más importante para Touriño. Un eventual fracaso supondrá que el PP, aun privado de los referentes del poder, tiene una capacidad de resistencia mucho mayor de lo previsto por los estrategas socialistas y obligará a replantear la ruta establecida para consolidar el liderazgo político en 2009.

Las elecciones, sin embargo, no son cosa de dos. El BNG tiene ante sí algunos de los retos más complicados, aunque sus dirigentes confían en la calidad de sus candidatos y en el empuje que representa la gestión que está llevando a cabo en la Xunta. Por eso, y a pesar de que el Bloque ha perdido apoyo en todas las elecciones celebradas desde 2001, la dirección nacionalista ha fijado un objetivo ambicioso: duplicar sus resultados de 2003 y superar la treintena de alcaldías.

Con un programa construido en torno a proyectos puestos en marcha por las consellerías nacionalistas (bienestar social, empleo, vivienda y desarrollo rural), el Bloque quiere desquitarse de la traumática experiencia de las municipales de 2003, cuando perdió las alcaldías de Vigo y Ferrol, salió del gobierno de Lugo y retrocedió en el resto de las ciudades, excepto Pontevedra, la única ciudad gobernada por un alcalde nacionalista. Aquella experiencia abrió un intenso debate sobre la redefinición de los pactos con los socialistas, que aparentemente estaban monopolizando los beneficios de las coaliciones.

Para el BNG es crucial superar el 19,41% de los votos de hace cuatro años y los 600 concejales. Especialmente para su portavoz nacional, Anxo Quintana, sometido a un exigente control dentro de la organización tanto por parte de los grupos que critican su gestión como de sus aliados de la UPG. Si lo consigue habrá garantizado la paz interna hasta las autonómicas y se afirmará como líder nacionalista. Si fracasa, revivará el debate interno.

PP, PSdeG y BNG, con el permiso de las candidaturas independientes, que de nuevo decidirán un buen número de alcaldías, se batirán en los próximos días para repartirse la tarta municipal como si se tratara de una reválida de las autonómicas. Los partidos guardan con discreción el calendario de mítines, pero ya se sabe que el PSdeG se volcará en Vigo con la presencia de Rodríguez Zapatero..

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27/4/07

Sueños y pesadillas


Ya habíamos disfrutado del original en inglés. Ahora, gracias al trabajo de una universidad colombiana, podemos recordarlo con subtítulos en castellano. Y observar cómo las realidad empieza a desviarse del pronóstico. Al menos en relación con el calendario. Año a año. Es el vídeo en el que Robin Sloan y Matt Thompson, del Poynter Institute, especulan con el futuro de las nuevas tecnologías al calor de los sueños (y las pesadillas) que alimenta Google. Pincha aquí para verlo.

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24/4/07

Yo quiero uno


El futuro de los ordenadores ultraportátiles según Intel (visto en Applesfera).

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23/4/07

El equipo A


Si Feijóo apaga el fuego y Quintana vigila los montes, ¿a qué rayos espera Touriño para unirse al panteón de los modernos héroes de la lucha contra el fuego?

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Elogio de la gente rara


A Rajoy le fascina la gente normal, la que sólo se preocupa por la vida cotidiana. Y si alguien le habla de Irak, de los pelotazos urbanísticos o del 11-M, el jovial dirigente de la derecha frunce el ceño y exige que le pregunten —dicho con sus palabras— «por las cosas que interesan a la gente».
(Xosé Luis Barreiro, en La Voz de Galicia).



Con ánimo de hacer asequible tan profundo pensamiento, Mariano Rajoy suele acompañar su sentencia con una letanía prefabricada en la que enumera las inquietudes de los ciudadanos: la vivienda, la compra, la sanidad y las pensiones. A veces concreta un poco más, y, poniéndole nombre a los problemas, concluye que los españoles también hablamos de educación, del preso De Juana Chaos y de la venta de Navarra a ETA. Pero en términos generales sólo describe como «normales» a los que confunden el mundo con su ombligo y a los que jamás piensan en los determinantes colectivos del bienestar y la justicia.

Hace treinta años, cuando iniciaba mi vida laboral, también yo era normal, porque dedicaba casi todos mis esfuerzos a comprar una casa, a ser afiliado a la Seguridad Social y a estudiar las ofertas del supermercado. Y es muy posible que fuese esa normalidad la que nos llevó a Rajoy y a mí a coincidir en la misma lista. Pero los años pasan y la gente pierde la cabeza. Y, mientras Rajoy sigue pensando en esas cosas que preocupan a la gente, yo empecé a hacer excursiones por ciertas chorradas macabeas que sólo sirven para esterilizar el debate y entretener a las minorías selectas.

Se puede hablar, como a mí me gusta, de la construcción de Europa, o de la creación de un orden internacional justo y sin guerra, pero viene Rajoy y te asegura que la gente normal no se mueve por eso, sino por el precio de la fruta. También se puede comentar la diversidad cultural y lingüística de España, pero enseguida te recuerdan que ninguna encuesta ratifica el interés de la gente por tales banalidades. E incluso se pueden tomar los derroteros del desarrollo sostenible o de la igualdad social. Pero enseguida llega Rajoy para reivindicar las «preocupaciones de la gente», que siempre tienen que ver con su biología animal: comer, tener una madriguera, engendrar y adiestrar a la prole, y lamerse las heridas en un hospital. Y por eso estoy convencido de ser un tío rarísimo, que no acaba de conectar con la aurea mediocritas que tanto le gusta a Rajoy.

Así que escribo este artículo para darle ánimos a esa gente rara que piensa en algo más que en comer y comprar piso, y a los que creen que el orden social precede y fundamenta el bienestar de las personas. Porque estoy convencido de que la gente normal aporta muy poco al progreso común, y que sólo la gente rara se merece mis elogios..

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20/4/07

No has visto nada


“Como tú, he deseado tener una memoria inconsolable, una memoria de sombras y piedras. He luchado por mi cuenta, con todas mis fuerzas, contra el horror de ya no entender la necesidad de acordarse. Como tú, he olvidado. ¿Por qué negar la necesidad evidente de la memoria?”

Hiroshima Mon Amour (Alain Resnais, 1959)


—No has visto nada en Hiroshima. Nada.
—Lo he visto todo. Todo. He visto el hospital, estoy segura. El hospital existe en Hiroshima. ¿Cómo podría haber evitado verlo?
—No has visto el hospital en Hiroshima. No has visto nada en Hiroshima.
—Cuatro veces al museo.
—¿Qué museo en Hiroshima?
—Cuatro veces al museo en Hiroshima. He visto pasearse a le gente. La gente se pasea, pensativa, a través de las fotografías, las reconstrucciones. A falta de otra cosa. Las fotografías, las reconstrucciones, a falta de otra cosa. Las explicaciones, a falta de otra cosa. Cuatro veces al museo en Hiroshima. He mirado a la gente, he mirado, incluso yo, pensativa, el hierro, el hierro quemado, el hierro quebrado, el hierro vulnerable, como la carne. He visto cápsulas en ramos. ¿Quién lo habría dicho? Pieles humanas, flotantes, supervivientes, todavía en el frescor del sufrimiento. Piedras, piedras quemadas, piedras reventadas, cabelleras anónimas que las mujeres de Hiroshima recogían enteras por la mañana. He tenido calor, en la Plaza de la Paz. Diez mil grados en la plaza de la Paz. Lo sé. La temperatura del sol en la Plaza de la Paz. ¿Cómo ignorarlo? La hierba... Es muy sencillo...
—No has visto nada en Hiroshima. Nada.
—Las reconstrucciones se han hecho con la mayor seriedad posible.Las películas se han hecho con la la mayor seriedad posible. La ilusión es sencillamente tan perfecta que los turistas lloran. Siempre se puede uno burlar, pero ¿qué puede hacer un turista si no es llorar? Siempre he llorado por el destino de Hiroshima. Siempre.
—No. ¿Por qué habrías llorado?
—He visto las noticias. El segundo día, dice la historia, no me lo he inventado, desde el segundon día especies animales precisas surgieron de las profundidades de la tierra y las cenizas. Hay perros fotografiados... para siempre. Los he visto. He visto las noticias. Las he visto. Del primer día, del segundo día, del tercer día...
—No has visto nada. Nada. —Del décimoquinto día también. Hiroshima se recubrió de flores. Por todas partes acianos y gladiolos y enredaderas y dondiegos de día que renacían de las cenizas con un extraordinario vigor ausente hasta entonces en las flores. No me he inventado nada.
—Lo has inventado todo.
—Nada. Igual que en el amor esta ilusión existe, la ilusión de jamás poder olvidar. He tenido la ilusión ante Hiroshima de que jamás olvidaría. Igual que en el amor. También he visto a los supervivientes y los que estaban en el vientre de las mujeres. He visto la paciencia, la inocencia, la dulzura aparente de los supervivientes provisionales de Hiroshima que se acomodaban a un destino tan injusto que la imaginación, habitualmente tan fecunda, ante ellos se cierra.
Escucha, lo sé. Lo sé todo. Ha continuado.
—Nada. No sabes nada.
—Las mujeres corren el riesgo de tener hijos malformados, monstruos. Pero todo continúa. Los hombres corren el riesgo de ser estériles. Pero todo continúa. La lluvia da miedo, lluvias de cenizas sobre el Pacífico, las aguas del Pacífico matan. Han muerto pescadores del Pacífico. La comida da miedo. Se tira la comida de una ciudad entera. Se entierra la comida de ciudades enteras. Las furia de una ciudad entera. La furia de ciudades enteras. ¿Contra quién la furia de ciudades enteras? La furia de ciudades enteras contra la desigualdad impuesta por algunos pueblos contra otros pueblos, contra la desigualdad impuesta por algunas razas contra otras razas. Contra la desigualdad impuesta por algunas clases, contra otras clases.
Escúchame. Como tú, conozco el olvido.
—No, no conoces el olvido.
—Como tú, estoy dotada de memoria. Conozco el olvido.
—No, No estás dotada de memoria.
—Como tú, yo también he intentado luchar con todas mis fuerzas contra el olvido. Como tú, he olvidado. Como tú, he deseado tener una memoria inconsolable, una memoria de sombras y piedras. He luchado por mi cuenta, con todas mis fuerzas, contra el horror de ya no entender la necesidad de acordarse. Como tú, he olvidado. ¿Por qué negar la necesidad evidente de la memoria?
Escúchame. Todavía sé. Volverá a empezar. 200.000 muertos. 80.000 heridos en nueve segundos. Son cifras oficiales. Volverá e empezar. Habrá 10.000 grados sobre la tierra, 10.000 soles, dirán. El asfalto arderá. Un profundo desorden reinará. Una ciudad entera será destruida y se convertirá en cenizas. Vegetaciones nuevas surgen de la arena. Cuatro estudiantes esperan juntos una muerte fraternal y legendaria.
Los tres brazos del estuario en delta del río Ota se vacían y se llenan a la hora habitual. muy precisamente a las horas habituales, de agua fresca y abundantes peces, gris o azul según la hora y las estaciones. La gente ya no mira por las orillas fangosas la lenta subida de la marea en los siete brazos del estuario en delta del río Ota.
Me encuentro contigo. Me acuerdo de ti. ¿Quién eres? Me matas, me das placer. ¿Cómo saber que esta ciudad estaba hecha para el amor?¿Cómo saber que tu cuerpo estaba hecho para el mío? Me gustas. ¡Qué acontecimento! Me gustas. Qué lentitud, de repente. Qué dulzura. No puedes saber. Me matas. Me das placer. Me matas. Me das placer. Tengo tiempo. Te lo ruego, devórame, defórmame hasta la fealdad. ¿Por qué no tú? ¿Por qué no tú, en esta ciudad y esta noche, tan parecida a las demás como para confundirla? Te lo ruego...

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19/4/07

Na feira


Co voto emigrante pasa como coas feiras: cada quen fala según e como lles vai nelas. Os nosos feirantes subastan estes días as normas e os procedimientos que (des)regulan os sufraxios do exterior pero escamotean, con diversos graos de cinismo, os seus verdadeiros compromisos.

1) Dos tres partidos presentes na ponencia conxunta anunciada no Parlamento para redactar un proposta de reforma da Lei de Réxime Electoral, o PSOE combina a falta de entusiasmo con unha certa preguiza procedimental, o BNG semella máis interesado en poñer en evidencia ás forzas estatais que en impulsar unha reforma útil e o PP só quere enredar a ver se do río revolto das diferencias entre socialistas e nacionalistas consigue saír cargado de peixes.

2) As conversas non inclúen un aspecto capital do problema: Ten algún sentido que voten e decidan
o que pasa no interior determinados residentes do exterior? Nas municipais de maio haberá cidadáns venezolanos, peruanos ou mexicanos que nunca pisaron Galicia, nin teñen intención de facelo, nin pagan impostos aquí pero que van decidir quen goberna nos nosos concellos. E cidadáns venezolanos, peruanos ou mexicanos que viven en Galicia dende hai anos, teñen intención de quedarse, pagan relixiosamente os seus impostos e non terán siquera dereito a opinar sobre quen debe ocupar a alcaldía do seu concello. Os primeiros son fillos de emigrantes; os segundos non. Ten eso sentido?

3) Non hai a menor dúbida de que a ponencia conxunta tan pomposamente anunciada no Parlamento non vai rematar os seus traballos a tempo de que o Congreso dos Deputados considere siquiera a reforma da lei. O que significa que tería que recomenzar o traballo despois das xerais, sen tempo entonces de que sexa de aplicación en Galicia. E volta a empezar.

4) Se de verdade os partidos quixeran cambiar a lei para dar garantías ó voto dos residentes ausentes, xa o terían feito (PSOE, PP e BNG teñen representación no Congreso). Do que só cabe concluir que non queren.

4) Nas municipais de maio terán dereito a decidir ata 316.000 persoas do exterior sen que haxa garantías de que as súas papeletas son efectivamente súas. Nas xerais do ano que ven serán máis e, se ninguén o remedia, o seu número será ainda maior cando chegue o momento de decidir o Gobierno da Xunta, alá polo ano 2009. Eso se a pendente reforma do Código Civil para outorgar a nacionalidade española ós netos dos emigrantes non empeora todavía máis as cousas. Daquela xa será tarde. Cando menos para a democracia.

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18/4/07

Antes de enmudecer


Las portadas de la prensa norteamericana y de todo el mundo recogen la tragedia de Virginia con el alarde habitual en estos casos. Durante unos días reflexionarán sobre el control de armas y luego enmudecerán. Por algún motivo nos llama más la atención el tiroteo en esta universidad que la abultada cifra de menores que mueren en Estados Unidos víctimas de accidentes causados por armas de fuego al amparo del derecho de los ciudadadanos a poseer armas. He aquí algunos datos ilustrativos.



Aunque Estados Unidos se considera uno de los países más seguros del mundo, las cifras de muertes por arma de fuego son asombrosamente altas. En el año 2000 se registraron unos 11.000 homicidios y más de 16.000 suicidios en los que se emplearon armas de fuego. La Unión Europea, cuya población supera en un 25% a la de Estados Unidos, registraba ese mismo año menos de 1.300 homicidios por arma de fuego. En Japón, en ese año tan sólo se producían 22. (Los datos son anteriores al 1 de mayo de 2004, última ampliación de la Unión Europea en la que se anexionaron 10 países).

Cada día en los Estados Unidos 80 personas mueren víctimas de las armas de fuego, incluyendo 17.108 suicidios consumados, 11.829 homicidios y 762 disparos no intencionales.
Un arma de fuego que se guarda en el hogar presenta 22 veces más de probabilidades de ser utilizada en un disparo no intencional.

Cuando alguien se encuentra en el hogar, un arma de fuego se utiliza para la autoprotección en menos de un 2% de crímenes de invasión de hogares.

El homicidio en los Estados Unidos es la segunda causa de muerte entre adolescentes de 13-19 años.

EL suicidio es la tercera causa de muerte para edades de 13-19 años.

El homicidio es la cuarta causa de muerte para niños entre 1-12 años.

En 1998 aproximadamente el 43% de los hogares con niños de edades entre 3 y 17 años guardaban por lo menos un arma de fuego dentro del hogar. De este 43%, el 24% tiene una pistola y también un rifle o una escopeta; un 23% guardan una arma cargada parte del tiempo y un 28% guardan por lo menos una arma escondida y sin llave.

Una arma dentro del hogar incrementa la probabilidad de un disparo intencional, particularmente entre niños. Los disparos no intencionales comúnmente ocurren cuando los niños encuentran una pistola armada de un adulto en un cajón o un armario y mientras juegan con ella se disparan, disparan a un hermano o a un amigo. El índice de mortandad no intencional por armas de fuego para niños de entre 0 y 14 años es 9 veces mayor en los Estados Unidos que en los principales países industrializados.


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17/4/07

Va a ser verdad (II)

“¿Es noticia? Sí. ¿Lo vamos a emitir? Claro que no. ¿Por qué? ¿Porque no dice la verdad? ¡No! Porque dice la verdad, ¡por eso no lo vamos a emitir!”

El dilema (Michael Mann, 1999)

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10/4/07

Sí, gracias


Puede que sean de sentido común, pero en estos tiempos de confusión (inducida) es bueno hacer que el sentido se exprese en forma de declaración de principios. Porque no todo vale. Y la mejor manera de defender la libertad es no dejar espacio a quienes la quieren para convertirla en tierra de nadie en la que perpetrar sus fechorías. Por eso, y aunque a algunos les parezca redundante y a otros (¡cielos!) una amenaza, hago mía la propuesta de Código de Conducta de Tim O'Reilly y Jim Wales.

Telecinco traduce los principios adoptados hasta ahora:

1. Asume la responsabilidad no sólo por tus propias palabras, sino también sobre los comentarios que permites en tu blog (añado: es tu espacio, tuya es la responsbilidad de lo q1ue se dice en él).

2. Etiqueta tu nivel de tolerancia para comentarios abusivos (este ya es un espacio libre de trolls).

3. Considera eliminar los comentarios anónimos (hecho).

4. Ignora a los trolls [personajes que se dedican a insultar para lograr atención] (definitivo).

5. Continúa la conversación fuera de Internet, habla directamente, o encuentra a un intermediario que pueda hacerlo (frente a los paladines de la pseudoconversación, la conversación de verdad).

6. Si conoces a alguien que se está comportando mal, hazlo saber (sin compasión).

6. No digas nada 'online' que no podrías decir en persona (regla de oro).

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9/4/07

Abrideira


Ya somos más. Y cada vez más interesantes.

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La tormenta


No es perfecta, pero sí una tormenta espectacular. Una de las que han desatado su furia apocalíptica sobre Santiago en los últimos días. Y ahora tengo entradas de primera fila para la fiesta... (puedes pulsar sobre la imagen para ampliarla)

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29/3/07

Va a ser verdad (I)

“El periodismo consiste
esencialmente en decir ‘lord Jones ha muerto’ a gente que no sabía que lord Jones estaba vivo”.


Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.

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14/3/07

Gente de principios


Con muy buen criterio, escolar.net nos recuerda cómo obtener una radiografía precisa de las mentiras que algunos, sin duda gente de principios, tratan de ponernos delante de los ojos. Nos conviene a todos aplicar este sencillo test al comportamiento de los responsables de la transmisión de los principales mensajes de la actualidad. Más vale prevenir, especialmente en tiempos de agitación orquestada y de maniobras de diversión al estilo del calamar.

Los principios de la propaganda de Joseph Goebbels

1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

3. Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan".

4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5. Principio de la vulgarización. "Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar".

6. Principio de orquestación. "La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas". De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad".

7. Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

9. Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

10. Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer mucha gente que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad..

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Los guardianes


Los guardianes de lo políticamente correcto no descansan. Un día persiguen una imagen de Steve Klein para D&G y al día siguiente la toman con un anuncio de Armani Junior. Claro que, en este caso, y a la vista de la fotografía, es aún más fácil observar que la perversión anida en el ojo del que mira y no en el objeto de su atención.

De otro modo no se entiende cómo se puede considerar una incitación al turismo sexual la fotografía de dos niñas orientales. Si el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, que es quien ha puesto el grito en el cielo por el anuncio, ve tales cosas en este anuncio, qué no deducirá de la publicidad infantil de Benetton y de tantas marcas que incluyen modelos infantiles en sus anuncios en actitudes semejantes a las de los adultos.

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Lo evidente


Ahora que el papa antes conocido como Ratzinger apuesta por las misas en latín y renueva la persecución de los teólogos de la liberación, tal vez sea un buen momento para releer a Sam Harris. Su Manifiesto Ateísta se ha convertido en una pieza de referencia en un mundo entregado a la ficción irracional de la fe. "Por desgracia", afirma Harris, "vivimos en un mundo en el que, por principio, lo evidente se pasa por alto. Lo evidente debe ser observado, vuelto a observar y defendido".
(La fotografía, titulada Peregrino, es de Victoria N).

Esta es la traducción al castellano del Manifiesto, originalmente publicado inglés en www.truthdig.com en julio de 2005 y traducido por J. C. Álvarez. El texto está tomado de www.federacionatea.org.

Nota del Editor: En una época en que la religión fundamentalista ejerce una influencia sin precedentes en los niveles más elevados del gobierno de los Estados Unidos, y en que el terror de origen religioso domina el escenario mundial, Sam Harris argumenta que la tolerancia "progresista" hacia la irracionalidad basada en la fe es una amenaza tan grande como la religión misma. Harris, graduado en filosofía por la Universidad de Stanford, ha estudiado las religiones orientales y occidentales, y ha obtenido el premio Pen Award 2004 de no ficción por The End of Faith, una obra que examina y pulveriza implacablemente los absurdos de la religión organizada. Truthdig.com pidió a Harris que escribiera un documento para explicar su tesis de que la creencia en Dios, así como el intento de aplacar a los religiosos extremistas de todas las creencias por parte de los moderados, ha sido y sigue siendo la mayor amenaza para la paz mundial y un asalto continuado a la razón.

"En algún lugar del mundo un hombre ha secuestrado a una niña. Pronto la violará, la torturará y la asesinará. Si una atrocidad de esta clase no ocurre precisamente en este momento, ocurrirá en unas horas, o a lo sumo en unos días. Tal es el grado de confianza que podemos extraer de las leyes estadísticas que gobiernan las vidas de 6 mil millones de seres humanos. La misma estadística sugiere también que los padres de estas niñas creen en este mismo instante que un Dios omnipotente e infinitamente bondadoso cuida de ellos y de su familia. ¿Tienen alguna razón para creer esto? Es más, ¿está bien que lo crean?

La respuesta a ambas preguntas es muy clara: NO.

Todo el ateísmo está contenido en la anterior respuesta. El ateísmo no es una filosofía; no es ni siquiera una opinión sobre el mundo; es simplemente el rechazo a negar lo evidente. Por desgracia, vivimos en un mundo en el que, por principio, lo evidente se pasa por alto. Lo evidente debe ser observado, vuelto a observar y defendido. Se trata de un trabajo ingrato. Lleva consigo una aureola de petulancia e insensibilidad. Además es un trabajo que el ateo no necesita.

Es preciso señalar que nadie necesita identificarse como un no-astrólogo o un no-alquimista. Por consiguiente, no tenemos ningún nombre para definir a las personas que niegan la validez de estas pseudo-disciplinas. De la misma forma, el ateísmo es un término que ni siquiera debería existir. El ateísmo no es más que la protesta manifestada por la gente razonable en presencia del dogma religioso. El ateo es simplemente una persona que cree que los 260 millones de americanos (el 87 % de la población) que afirman no dudar jamás de la existencia de Dios son los que están obligados a presentar pruebas de su existencia y, ciertamente, de su benevolencia, considerando la destrucción implacable de seres humanos inocentes de la que somos testigos a diario en el mundo. Sólo el ateo aprecia lo misteriosa que es nuestra presente situación: la mayor parte de los seres humanos creen en un Dios que, en todos los aspectos, es tan fantástico como los dioses del Olimpo; ninguna persona, independientemente de sus méritos y capacidades, puede acceder a un cargo público en los Estados Unidos si no afirma estar totalmente convencida de que ese Dios existe; y una gran parte de la política pública de nuestro país responde a tabúes religiosos y a supersticiones propias de una teocracia medieval. Nuestra circunstancia es abyecta, indefendible y aterradora. Podría incluso resultar graciosa si lo que estuviera en juego no fuera tan importante.

Vivimos en un mundo donde todas las cosas, buenas y malas, finalmente resultan destruidas por el cambio. Los padres pierden a sus hijos y los hijos a sus padres. Los maridos y las esposas se separan en un instante, para no reencontrarse jamás. Los amigos se apartan unos de otros con celeridad, sin saber que no volverán a verse. Esta vida, cuando se inspecciona con un amplio vistazo, presenta poco más que un enorme espectáculo de pérdidas. La mayoría de la gente de este mundo, sin embargo, se imagina que existe una cura para todo lo anterior. Si vivimos correctamente --no necesariamente de manera ética, sino dentro del marco de ciertas creencias antiguas y de comportamientos estereotipados-- conseguiremos todo lo que queramos después de morir. Cuando finalmente nuestros cuerpos nos fallen, tan sólo nos desharemos de nuestro lastre corpóreo para viajar a una tierra donde nos reuniremos con todas las personas a las que amábamos cuando vivíamos. Por supuesto, la gente demasiado racional y demás chusma serán excluidas de ese lugar feliz, y los que hayan suspendido su incredulidad mientras vivían será libres de disfrutar de dicho lugar para toda la eternidad.

Vivimos en un mundo lleno de sorpresas inimaginables --desde la energía de fusión que hace que el sol brille, hasta las consecuencias genéticas y evolutivas de esta danza luminosa sobre la Tierra a lo largo de los eones-- y, a pesar de todo, el Paraíso se conforma a nuestros intereses más superficiales con la misma comodidad que un crucero por el Caribe. Lo anterior resulta extraordinariamente curioso. Si uno no supiera nada del asunto, pensaría que el hombre, en su temor a perder todo aquello que le gusta, había creado el Cielo, con su Dios de portero, a su propia imagen y semejanza.

Consideremos la destrucción que el Huracán Katrina trajo sobre Nueva Orleans. Más de mil personas murieron, decenas de miles perdieron todos sus bienes terrenales, y casi un millón fueron desplazadas. Es casi seguro que prácticamente toda persona que vivía en Nueva Orleans en el momento de la tragedia del Katrina creía en un Dios omnipotente, omnisciente y compasivo. ¿Pero qué hacía Dios mientras un huracán arrasaba su ciudad? Seguramente oyó los rezos de los ancianos y las mujeres que huían de la crecida de las aguas buscando la seguridad de sus azoteas, sólo para ahogarse lentamente en éstas. Eran personas de fe. Eran hombres y mujeres buenos que habían rezado durante toda su vida. Sólo el ateo tiene el coraje de admitir lo evidente: esta pobre gente murió hablando con un amigo imaginario.

Desde luego, hubo claros signos de que una tormenta de dimensiones bíblicas golpearía a Nueva Orleans, y la respuesta humana al consiguiente desastre fue trágicamente inepta. Pero fue inepta sólo a la luz de la ciencia. Los signos del avance del Katrina fueron extraídos de la Naturaleza muda a través de cálculos meteorológicos y de imágenes vía satélite. Dios no habló a nadie de sus proyectos. Si los residentes de Nueva Orleans se hubieran contentado con confiar en la caridad del Señor, no se hubieran enterado de que un huracán asesino se abatía sobre ellos hasta sentir en sus caras las primeras ráfagas de viento. Sin embargo, una encuesta realizada por el Washington Post reveló que el 80 % de los sobrevivientes del Katrina afirmaban que el acontecimiento había reforzado su fe en Dios.

Mientras el Huracán Katrina devoraba Nueva Orleans, casi mil peregrinos chiítas eran pisoteados hasta morir en un puente de Irak. No hay duda de que estos peregrinos creían vigorosamente en el Dios del Corán: sus vidas estaban organizadas en torno al hecho indiscutible de su existencia; sus mujeres caminaban veladas delante de él; sus hombres se mataban entre sí con regularidad por interpretaciones rivales de su palabra. Sería notable que un solo superviviente de esta tragedia perdiera su fe. Es más probable que los supervivientes se imaginen que ellos fueron salvados por la gracia de Dios.

Sólo el ateo reconoce el narcisismo y el autoengaño ilimitados de quien se cree "salvado por Dios". Sólo el ateo comprende lo moralmente rechazable que es el hecho de que los supervivientes de una catástrofe se crean salvados por el amor de Dios, mientras este mismo Dios ha ahogado a niños en sus cunas. Puesto que el ateo se niega a disfrazar la realidad del sufrimiento del mundo con una empalagosa fantasía de vida eterna, el ateo siente en sus carnes lo preciosa que es la vida ---y qué terrible desgracia es realmente que millones de seres humanos sufran el más terrible menoscabo de su felicidad por ninguna razón en absoluto.

Es inevitable preguntarse cuán enorme y gratuita debe ser una catástrofe para que sacuda la fe del mundo. El Holocausto nazi no lo hizo. Tampoco el genocidio de Ruanda, aunque hubiera sacerdotes armados con machetes entre los autores. Quinientos millones de personas murieron de viruela en el siglo XX, muchos de ellos niños. Los caminos de Dios son ciertamente inescrutables. Parece que cualquier hecho, no importa lo desgraciado que sea, puede ser compatible con la fe religiosa. En los asuntos de la fe, hemos perdido cualquier tipo de contacto con la realidad.

Desde luego, las personas de fe afirman regularmente que Dios no es responsable del sufrimiento humano. ¿Pero de qué otro modo podemos entender la afirmación de que Dios es a la vez omnisciente y omnipotente? No hay ningún otro modo de entender el asunto, y es hora de que los seres humanos cuerdos lo asuman. Se trata del problema histórico de la teodicea, que deberíamos considerar ya resuelto. Si Dios existe, no puede hacer nada para detener las más terribles calamidades o no se preocupa por hacerlo. Dios, por lo tanto, es impotente o malvado. Los lectores piadosos realizarán ahora la siguiente pirueta: Dios no puede ser juzgado por las simples normas humanas de moralidad. Pero, desde luego, las normas humanas de moralidad son precisamente las que los fieles emplean en primer lugar para establecer la bondad de Dios. Y cualquier Dios que se preocupe por algo tan trivial como el matrimonio gay, o el nombre por el que los fieles se dirigen a él durante el rezo, no es tan inescrutable como parece. Si existiera, el Dios de Abrahám sería bastante despreciable: no sólo sería indigno de la inmensidad de la creación, sino que sería indigno hasta del propio ser humano.

Hay otra posibilidad, desde luego, y es a la vez la más razonable y la menos odiosa: el Dios bíblico es una ficción. Como ha observado Richard Dawkins, todos somos ateos en lo que concierne a Zeus y Thor. Sólo el ateo ha comprendido que el dios bíblico no es en absoluto diferente de Zeus o de Thor. Por consiguiente, sólo el ateo es lo bastante compasivo para considerar la profundidad del sufrimiento humano en toda su abrumadora realidad. Es terrible que muramos y perdamos todo lo que nos gusta; es doblemente terrible que tantos seres humanos sufran innecesariamente mientras viven. Que gran parte de este sufrimiento pueda ser atribuido directamente a la religión --a los odios religiosos, las guerras religiosas, las ilusiones religiosas y las luchas religiosas por recursos escasos-- es lo que hace del ateísmo una necesidad moral e intelectual. Es una necesidad, sin embargo, que sitúa al ateo en los márgenes de la sociedad. El ateo, sólo por mantenerse en contacto con la realidad, aparece vergonzosamente alejado de la vida de fantasía propia de sus vecinos.

La Naturaleza de la Creencia

Según varias encuestas recientes, el 22 % de los americanos están totalmente convencidos de que Jesús volverá a la Tierra algún día durante los próximos 50 años. Otro 22 % cree que lo anterior es bastante probable. Seguramente este mismo 44 % de americanos son los que van a la iglesia una vez por semana o más, que creen literalmente que Dios prometió la tierra de Israel a los judíos, y que quieren prohibir la enseñanza del hecho biológico de la evolución a nuestros hijos. Como bien sabe el Presidente George W. Bush, los creyentes de esta categoría constituyen el segmento más cohesionado y motivado del electorado americano. Por consiguiente, sus opiniones y prejuicios influyen en casi todas las decisiones de importancia nacional. Los políticos liberales parecen haber extraído una lección incorrecta de estos acontecimientos y han vuelto su mirada hacia las Escrituras, preguntándose cómo podrían congraciarse con las legiones de hombres y mujeres de nuestro país que votan en gran parte en base al dogma religioso. Más del 50 % de los americanos tiene una opinión "negativa" o "sumamente negativa" de la gente que no cree en Dios; el 70 % piensa que es muy importante que los candidatos a la presidencia sean "firmemente religiosos". La irracionalidad se encuentra ahora en ascenso en los Estados Unidos --en nuestras escuelas, en nuestros tribunales y en cada rama del gobierno federal. Sólo el 28 % de los americanos cree en la evolución; el 68 % cree en Satán. Una ignorancia de este calibre, concentrada tanto en la cabeza como en el vientre de una superpotencia sin rival, es ahora un problema para el mundo entero.

Aunque sea bastante fácil para la gente de buen tono criticar el fundamentalismo religioso, la llamada "moderación religiosa" todavía disfruta de un gran prestigio en nuestra sociedad, incluso dentro de la torre de marfil. Lo anterior resulta irónico, ya que los fundamentalistas tienden a hacer un uso de sus cerebros más basado en principios que los "moderados". Aunque los fundamentalistas justifiquen sus creencias religiosas con pruebas y argumentos extraordinariamente pobres, al menos intentan dar una justificación racional. Los moderados, en cambio, generalmente no hacen más que citar las consecuencias benéficas de la creencia religiosa. En lugar de decir que creen en Dios porque ciertas profecías bíblicas se han cumplido, los moderados dirán que ellos creen en Dios porque esta creencia "da sentido a sus vidas".

Cuando un tsunami mató a cien mil personas el día siguiente al de Navidad, los fundamentalistas interpretaron fácilmente este cataclismo como una prueba de la ira de Dios. Al parecer, Dios había enviado otro mensaje oblicuo a la humanidad sobre los males del aborto, la idolatría y la homosexualidad. Aunque moralmente obscena, esta interpretación de los acontecimientos es ciertamente razonable, considerando ciertas suposiciones (absurdas). Los moderados, en cambio, rechazan extraer cualquier conclusión sobre Dios a partir de sus obras. Dios sigue siendo un perfecto misterio, una mera fuente de consuelo que es compatible con la existencia del mal más desolador. Ante desastres como el tsunami asiático, la piedad liberal es apta para producir las más afectadas y pasmosas tonterías imaginables. Así y todo, los hombres y mujeres de buena voluntad prefieren habitualmente tales vacuidades a la moralización y profetización odiosas de los creyentes auténticos. Ante las catástrofes, sin duda es una virtud de la teología liberal que ésta enfatice la piedad sobre la ira. Vale la pena señalar, sin embargo, que es la piedad humana lo que se revela --no la de Dios-- cuando los cuerpos hinchados de los muertos son arrojados por el mar. Durante días, cuando miles de niños son arrancados al mismo tiempo de los brazos de sus madres y ahogados en el mar, la teología liberal debe revelarse como lo que es --el más vacuo y estéril de los pretextos mortales. Incluso la teología de la ira tiene más mérito intelectual. Si Dios existe, su voluntad no es inescrutable. Lo único inescrutable en estos hechos terribles es que hombres y mujeres neurológicamente sanos puedan creer lo increíble y pensar que es la cumbre de la sabiduría moral.

Es completamente absurdo sugerir, como hacen los religiosos moderados, que un ser humano racional pueda creer en Dios simplemente porque esta creencia le hace feliz, porque alivia su miedo a la muerte o porque otorga sentido a su vida. La absurdidad se hace obvia en el momento en que cambiamos la noción de Dios por alguna otra proposición de consuelo: imaginemos, por ejemplo, que un hombre quiere creer que existe un diamante enterrado en algún lugar de su patio trasero, y que ese diamante es del tamaño de un refrigerador. Sin duda, se sentirá extraordinariamente bien al creer esto. Imaginemos qué pasaría entonces si ese hombre siguiera el ejemplo de los religiosos moderados y mantuviera dicha creencia según líneas pragmáticas: cuando se le pregunta por qué piensa que hay un diamante en su patio trasero y que además ese diamante es miles de veces mayor que ninguno aún descubierto, el hombre dice cosas como las siguientes: "Esta creencia da sentido a mi vida", o "Mi familia y yo disfrutamos cavando para encontrarlo los domingos", o "Yo no querría vivir en un universo donde no hubiera un diamante enterrado en mi patio trasero y que fuera del tamaño de un refrigerador". Claramente estas respuestas son inadecuadas. Pero son peores que esto. Son las respuestas de un loco o de un idiota.

Aquí podemos ver por qué la apuesta de Pascal, el salto de fe de Kiergegaard y otros esquemas epistemológicos fideístas no tienen el menor sentido. Creer que Dios existe es creer que uno se encuentra en alguna relación con su existencia, tal que dicha existencia es ella misma la razón de la creencia de uno. Debe haber alguna conexión causal, o al menos una apariencia de la misma, entre el hecho en cuestión y la aceptación de ese hecho por parte de la persona. De este modo, podemos ver que las creencias religiosas, para ser creencias sobre el modo en que es el mundo, deben ser tan probatorias en el ámbito del espíritu como en cualquier otro ámbito. Pese a todos sus pecados contra la razón, los fundamentalistas religiosos entienden esto; los moderados --casi por definición-- no lo entienden en absoluto.

La incompatibilidad entre la razón y la fe ha sido un rasgo evidente de la cognición humana y del discurso público durante siglos. Una persona tiene buenas razones para creer firmemente lo que cree o lo que no cree. Las personas de todos los credos generalmente reconocen la primacía de las razones, y recurren al razonamiento y a las pruebas siempre que pueden. Cuando la indagación racional apoya el credo, aquélla siempre es defendida; cuando representa una amenaza, es ridiculizada, a veces en la misma sentencia. Sólo cuando las pruebas a favor de una doctrina religiosa son escasas o inexistentes, o existe una evidencia aplastante en su contra, sus defensores invocan la "fe". Dicho de otro modo, los fieles simplemente citan los motivos para defender sus creencias (por ejemplo, "el Nuevo Testamento confirma las profecías del Antiguo testamento", "yo vi la cara de Jesús en una ventana", "rezamos, y el cáncer de nuestra hija comezó a remitir"). Tales razones son generalmente inadecuadas, pero son mejores que ninguna razón en absoluto. La fe no es más que la licencia que la gente religiosa se otorga a sí misma para seguir creyendo cuando las razones fallan. En un mundo que ha sido dividido por creencias religiosas mutuamente incompatibles, en una nación que se encuentra cada vez más sometida a concepciones propias de la Edad de Hierro acerca de Dios, el final de historia y la inmortalidad del alma, esta división perezosa de nuestro discurso en asuntos de razón y asuntos de fe es sencillamente inadmisible.

La Fe y la Sociedad Buena

La gente de fe afirma regularmente que el ateísmo es responsable de algunos de los crímenes más espantosos del siglo XX. Aunque sea cierto que los regímenes de Hitler, Stalin, Mao y Pol Pot eran irreligiosos en diversos grados, no eran especialmente racionales. De hecho, sus declaraciones públicas eran poco más que letanías de ilusiones --ilusiones sobre la raza, la identidad nacional, la marcha de la historia o los peligros morales del intelectualismo. En muchos sentidos, la religión fue directamente culpable aun en estos casos. Consideremos el Holocausto: el antisemitismo que construyó pieza a pieza los crematorios nazis era una herencia directa del cristianismo medieval. Durante siglos, los alemanes religiosos habían visto a los judíos como la peor especie de herejes, y habían atribuido todos los males sociales a su presencia continuada entre los fieles. Mientras que el odio a los judíos en Alemania se expresaba de un modo predominantemente secular, la demonización religiosa de los judíos continuó existiendo en Europa. (El propio Vaticano perpetuó el libelo de la sangre en sus publicaciones, en una fecha tan tardía como 1914.)

Auschwitz, el Gulag y los campos de la muerte no son ejemplos de lo que ocurre cuando la gente se hace demasiado crítica con las creencias injustificadas; al contrario, estos horrores son un testimonio de los peligros que conlleva el no pensar lo bastante críticamente sobre ideologías seculares específicas. Está de más decir que un argumento racional contra la fe religiosa no es un argumento para abrazar ciegamente el ateísmo como dogma. El problema expuesto por el ateo no es otro que el problema del dogma mismo --del que toda religión participa en un grado extremo. No existe ninguna sociedad en la historia escrita que haya sufrido porque su gente se volviera demasiado razonable.

Aunque la mayor parte de los americanos creen que deshacerse de la religión es un objetivo imposible, la mayor parte del mundo desarrollado ya lo ha logrado. Cualquier relato sobre un supuesto "gen religioso", que haga que la mayoría de los americanos organicen desvalidamente sus vidas alrededor de antiguas obras de ficción religiosa, debe explicar por qué tantos habitantes de otras sociedades del Primer Mundo parecen carecer de dicho gen. El nivel de ateísmo existente en el resto del mundo desarrollado refuta cualquier argumento de que la religión sea de algún modo una necesidad moral. Países como Noruega, Islandia, Australia, Canadá, Suecia, Suiza, Bélgica, Japón, Países Bajos, Dinamarca y el Reino Unido se encuentran entre las sociedades menos religiosas de la Tierra. Según el Informe de Desarrollo Humano 23005 de las Naciones Unidas, dichos países son también los más sanos, como indican las medidas de esperanza de vida, alfabetismo adulto, ingresos per capita, desarrollo educativo, igualdad sexual, tasa de homicidios y mortalidad infantil. A la inversa, las 50 naciones que ahora se encuentran en el escalafón más bajo en términos de desarrollo humano son fuertemente religiosas. Otros análisis reflejan la misma situación: los Estados Unidos son únicos entre las democracias ricas por su nivel de fundamentalismo religioso y por su oposición a la teoría evolutiva; también son únicos por las altas tasas de homicidio, abortos, embarazos de adolescentes, casos de SIDA y mortalidad infantil. La misma comparativa es cierta dentro del territorio de los Estados Unidos: los Estados del Sur y del Medio Oeste, caracterizados por los niveles más altos de superstición religiosa y de hostilidad hacia la teoría evolutiva, están especialmente afectados por los mencionados indicadores de disfunción social, mientras que los estados relativamente seculares del Noreste se conforman más a las normas europeas. Desde luego, los datos correlacionales de esta clase no resuelven las cuestiones de causalidad --la creencia en Dios puede conducir a la disfunción social; la disfunción social puede dar lugar a la creencia en Dios; cada factor puede fomentar el otro; o bien ambos factores pueden surgir de alguna fuente más profunda de disfuncionalidad. Dejando aparte la cuestión de la causa y el efecto, estos hechos demuestran que el ateísmo es absolutamente compatible con las aspiraciones básicas de una sociedad civil; también demuestran, de manera concluyente, que la fe religiosa no hace nada para asegurar la salud y el bienestar de una sociedad.

Los países con altos niveles de ateísmo también son los más caritativos en términos de la prestación de ayuda extranjera al mundo en desarrollo. El dudoso eslabón existente entre el fundamentalismo cristiano y los valores cristianos también es refutado por otros índices de caridad. Consideremos la proporción entre los salarios de los altos ejecutivos y de los empleados medios: en Gran Bretaña es de 24 a 1; en Francia, de 15 a 1; en Suecia, de 13 a 1; en los Estados Unidos, donde el 83 % de la población cree que Jesús literalmente resucitó de entre los muertos, es de 475 a 1. Parece que muchos camellos esperan entrar fácilmente por el ojo de la aguja.

La Religión como Fuente de Violencia

Uno de los mayores desafíos afrontados por la civilización en el siglo XXI es que los seres humanos aprendan a hablar sobre sus intereses personales más profundos --sobre la ética, la experiencia espiritual y la inevitabilidad del sufrimiento humano-- de un modo que no sea flagrantemente irracional. Nada obstaculiza más el camino de este proyecto que el respeto que concedemos a la fe religiosa. Doctrinas religiosas incompatibles han balcanizado nuestro mundo en comunidades morales separadas --cristianos, musulmanes, judíos, hindúes, etc.-- y estos desacuerdos se han convertido en una fuente continua de conflicto humano. Ciertamente, la religión es hoy en día una fuente activa de violencia, tanto como lo fue en cualquier momento del pasado. Los conflictos recientes en Palestina (judíos contra musulmanes), los Balcanes (serbios ortodoxos contra croatas católicos; serbios ortodoxos contra musulmanes bosnios y albaneses), Irlanda del Norte (protestantes contra católicos), Cachemira (musulmanes contra hindúes), Sudán (musulmanes contra cristianos y animistas), Nigeria (musulmanes contra cristianos), Etiopía y Eritrea (musulmanes contra cristianos), Sri Lanka (budistas cingaleses contra hindúes tamiles), Indonesia (musulmanes contra cristianos timoreses), Irán e Irak (musulmanes chiítas contra musulmanes sunníes), y Cáucaso (rusos ortodoxos contra musulmanes chechenos; musulmanes azerbaijanos contra armenios católicos y ortodoxos) son simplemente algunos ejemplos. En estos lugares, la religión ha sido la causa explícita de literalmente millones de muertos en los últimos 10 años.

En un mundo dividido por la ignorancia, sólo el ateo rechaza negar lo evidente: la fe religiosa promueve la violencia humana a un nivel asombroso. La religión inspira la violencia en al menos dos sentidos: (1) a menudo las personas matan a otros seres humanos porque creen que el Creador del Universo quiere que así lo hagan (el corolario psicopático inevitable es que tal acto les asegurará una eternidad de felicidad después de la muerte). Los ejemplos de este tipo de comportamiento son prácticamente innumerables, siendo el más destacado el de los terroristas suicidas jihadistas. (2) Un número cada vez mayor de personas se encuentran inclinadas hacia el conflicto religioso, simplemente porque su religión constituye el corazón de sus identidades morales. Una de las patologías duraderas de la cultura humana es la tendencia a educar a los niños en el temor y a demonizar a otros seres humanos en base a la religión. Muchos conflictos religiosos que parecen motivados por interéses terrenales son, por lo tanto, de origen religioso. (Que se lo pregunten a los irlandeses.)

A pesar de todos estos hechos innegables, los religiosos moderados tienden a imaginarse que el conflicto humano es siempre reducible a la carencia de educación, a la pobreza o a los agravios políticos. Ésta es una de las muchas ilusiones de la piedad liberal. Para disiparla, sólo tenemos que pensar en el hecho de que los secuestradores del 11-S eran universitarios de clase media-alta que no tenían ninguna historia conocida de opresión política. Sin embargo, habían pasado una cantidad de tiempo excesiva en su mezquita local, oyendo hablar de la depravación de los infieles y de los placeres que esperan a los mártires en el Paraíso. ¿Cuántos arquitectos e ingenieros mecánicos deberán volver a estrellarse contra una pared a 400 millas por hora, antes de que admitamos que la violencia jihadista no es un asunto de educación, política o pobreza? La verdad, bastante asombrosa, es la siguiente: una persona puede ser tan instruida que sea capaz de construir una bomba nuclear, y así y todo creer que conseguirá a 72 vírgenes en el Paraíso para toda la eternidad. Tal es la facilidad con que la mente humana puede ser alienada por la fe, y tal es el grado de acomodación de nuestro discurso intelectual a la ilusión religiosa. Sólo el ateo ha observado lo que ahora debería ser evidente para todo ser humano pensante: si queremos desarraigar las causas de la violencia religiosa debemos desarraigar las falsas certezas de la religión.

¿Por qué la religión es una fuente tan poderosa de violencia humana?

* Nuestras religiones son intrínsecamente incompatibles entre sí. Jesús resucitó de entre los muertos y volverá a la Tierra como un superhéroe, o no; el Corán es la palabra infalible de Dios, o no lo es. Cada religión hace afirmaciones explícitas sobre el modo en que es el mundo, y la profusión abrumadora de estas afirmaciones incompatibles --que además son dogmas de fe obligatorios para todos los creyentes-- crea una base duradera para el conflicto.

* No hay ninguna otra esfera del discurso en la que los seres humanos articulen de manera tan clara sus diferencias mutuas, o en la que expresen estas diferencias en términos de recompensas y castigos eternos. La religión es la única realidad humana en la que el pensamiento nosotros-ellos alcanza una importancia trascendente. Si una persona cree realmente que llamar a Dios por su nombre correcto puede marcar la diferencia entre la felicidad eterna y el sufrimiento eterno, entonces se hace bastante razonable tratar más bien mal a los herejes e incrédulos. Hasta puede ser razonable matarlos. Si una persona piensa que hay algo que otra persona puede decirles a sus hijos que podría poner sus almas en peligro para toda la eternidad, entonces el vecino hereje es en realidad mucho más peligroso que el más sádico violador infantil. Los estigmas de nuestras diferencias religiosas son enormemente más pronunciados que los nacidos del mero tribalismo, del racismo o de la política.

* La fe religiosa es un poderoso obstáculo al diálogo. La religión no es más que el área de nuestro discurso en la que la gente se protege sistemáticamente de la exigencia de aportar pruebas en defensa de sus creencias firmemente sostenidas. Y así y todo, estas creencias de las personas a menudo determinan para qué viven, para qué morirán, y --demasiado a menudo-- para qué matarán. Éste es un problema muy grave, porque cuando los estigmas diferenciales son muy pronunciados los seres humanos sólo tienen una opción entre el diálogo y la violencia. Sólo una buena voluntad fundamental de ser razonable --de modo que nuestras creencias sobre el mundo sean revisadas por nuevas pruebas y nuevos argumentos-- puede garantizar que sigamos hablando entre nosotros. La certeza sin pruebas es necesariamente divisoria y deshumanizadora. Aunque no existe ninguna garantía de que la gente racional siempre vaya a estar de acuerdo, indudablemente la gente irracional siempre estará dividida por sus dogmas. Parece sumamente improbable que podamos curar los desacuerdos existentes en nuestro mundo simplemente multiplicando las ocasiones para el diálogo interconfesional.

El objetivo de la civilización no puede ser la tolerancia mutua ni la irracionalidad manifiesta. Aunque todos los partidarios del discurso religioso liberal han acordado pasar de puntillas por aquellos puntos en los que sus visiones del mundo chocan frontalmente, esos mismos puntos seguirán siendo fuentes de conflicto perpetuo para sus correligionarios. La corrección política, por lo tanto, no ofrece una base duradera para la cooperación humana. Si la guerra religiosa debe hacerse inconcebible para nosotros, del mismo modo que ya lo son la esclavitud y el canibalismo, ello sólo será posible si prescindimos de todos los dogmas de fe.

Cuando tenemos razones para creer lo que creemos, no tenemos ninguna necesidad de fe; cuando no tenemos ninguna razón, o sólo tenemos malas razones, hemos perdido nuestra conexión con el mundo y con los seres humanos. El ateísmo no es sino un compromiso con el nivel más básico de honestidad intelectual: las convicciones de una persona deberían ser proporcionales a sus pruebas. Pretender estar seguro de algo cuando no se está --en realidad, pretender estar seguro sobre proposiciones para las que ni siquiera es concebible prueba alguna-- es un defecto tanto intelectual como moral. Sólo el ateo ha comprendido esto. El ateo es simplemente una persona que ha percibido la mentira de la religión y que ha rechazado convertirla en una mentira propia".

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