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31/5/07

Ganadores y perdedores


Diario de Campaña (5)
¿Todos han ganado? Es evidente que no. Las elecciones del domingo, al menos en Galicia, son un ejemplo de cómo una ligerísima variación en la decisión de los votantes puede poner patas arriba todo un mapa político. Examinemos las principales magnitudes partido a partido.


1. Partido Popular
Veamos primero los concejales. Su número es importante, al fin y al cabo es lo que elegimos los que fuimos a votar (y los que no, aunque ellos crean lo contrario). En cifras absolutas el PP se lleva el gato el agua, pero el partido de Alberto Núñez Feijóo haría muy mal en celebrar el resultado como una victoria. Porque aunque ha conseguido 1.789 de los 3.847 puestos a cubrir (el 46,5% del total), ha perdido 253 (un 12,3% menos).
El cómputo de alcaldías es todavía relativo, porque muchas de ellas dependen de que fructifiquen o no los pactos poselectorales. No obstante, a la vista de los resultados y teniendo en cuenta los precedentes de otros años, no es aventurado suponer que el PP se quedará al final con entre 150 y 160, lo que significa que, por primera vez en dos décadas, los conservadores gallegos sólo tendrán bajo su control a la mitad de los ayuntamientos de Galicia.
Van a ser, en todo caso, municipios con poca población. El mayor de ellos es el de Ribeira, una localidad de apenas 30.000 habitantes. De hecho, apenas el 30% de los gallegos tendrán alcalde del PP durante los próximos cuatro años.
En cuanto a las Diputaciones, el PP mantiene el dominio en número de diputados en las cuatro, pero no sólo no recupera la de A Coruña sino que va a perder el control de la de Lugo.
Prestemos atención ahora al número de votos. El PP ha perdido 39.227 (un 1,65% menos) en comparación con las elecciones de 2003. Sus 656.195 sufragios les sitúan en primer lugar, pero no sólo representan menos del 40% del total (la cifra más baja desde que el PP sustituyó a UCD como referencia en el centroderecha) sino que son 137.619 menos que los de la izquierda (entendiendo por tales los del PSdeG y el BNG juntos). Hace cuatro años la diferencia era de 83.066 votos, lo que significa que se ha incrementado más de un 65%. Si sumamos los votos de los tres grandes partidos, los del PP representan el 45,25%.
Alberto Núñez Feijóo ha celebrado los resultados porque tiene más concejales, más alcaldes y más votos que nadie. Y ha pasado por alto que son los peores que obtiene su partido en unas municipales en 20 años. No sólo tendrá menos poder que nunca sino que su influencia, limitada a las zonas rurales, sólo alcanzará a un tercio de la población.

2. PSdeG
Los socialistas han ganado 190 concejales (un incremento del 20,4%) y ahora tienen un total de 1.117 ediles. Son 672 menos que el PP, lo que significa que, en lo que se refiere a esta magnitud, desde 2003 la diferencia entre ambas formaciones se ha reducido casi un 40%.
Todavía no hay pactos, pero es más que probable que, a partir del 16 de junio, el PSdeG sume más de un centenar alcaldías, casi un tercio del total. Es una cifra sin precedentes para los socialistas, pero lo verdaderamente relevante es que se trata de municipios que, en conjunto, son el hogar del 60% de los gallegos. Los socialistas retroceden en A Coruña, Lugo y Santiago y avanzan en Pontevedra, Ferrol, Ourense y Vigo. El balance final es que siete de las ocho localidades con más población tendrán alcalde del PSdeG.
En el ámbito provincial, el PSdeG amplía su control de las diputaciones sumando Lugo a la de A Coruña.
Fijémonos ahora en los votos. Los socialistas ganaron exactamente 2 puntos y 25.208 votos en comparación con las elecciones de hace cuatro años. Ahora mismo están a 10,7 puntos y 177.830 votos del PP, cuando hace cuatro años la distancia era de 14,45 puntos y 242.265 sufragios. Se ha reducido, pues, un 26%.
Emilio Pérez Touriño ha celebrado los resultados porque su partido es el único que crece en cifras absolutas y relativas y en todas las magnitudes. Y se apoya en el liderazgo socialista de la alternativa de izquierdas al PP para asegurar que la alianza PSdeG-BNG que ha hecho posible el Gobierno bipartito de la Xunta ha ganado las elecciones municipales.

3. BNG
Los nacionalistas han conseguido 661 concejales. Son 65 más que en 2003, lo que representa un incremento del 11%.
En el capítulo de las alcaldías es donde la ganancia del Bloque se hace más evidente, porque los pactos pueden permitirle duplicarlas y conseguir hasta una treintena de bastones de mando. En términos de población, aproximadamente un 10% de los gallegos tendrán alcalde nacionalista. El BNG conservará además la alcaldía de Pontevedra y por primera vez tiene ante sí la posibilidad de formar parte de los gobiernos municipales de las otras siete ciudades.
Lo curioso es que este balance, positivo en número de ediles y tremendamente favorable en las alcaldías, no se corresponde con el número de votos. De hecho, el Bloque recibió el domingo 9.882 votos menos (una caída de 0,26 puntos porcentuales). La caída de votos del PP le permite ganar posiciones relativas en relación con los conservadores pero en cambio los nacionalistas han perdido peso en lo que se refiere a los socialistas.
Anxo Quintana celebró los resultados porque el BNG prácticamente ha detenido la caída electoral que inició en 2001 (el retroceso es prácticamente nulo) y ha logrado su objetivo de duplicar sus alcaldías.

De todo ello cabe extraer algunas conclusiones:
1. El PP pierde votos, concejales, alcaldes y, sobre todo, poder local, el único soporte institucional que le quedaba después de perder el Gobierno central y la Xunta. Los conservadores acudieron a las urnas con el objetivo de conservar tres diputaciones, las ciudades de Ferrol, Ourense y Vigo y el liderazgo en número de votos. Hoy sólo conservan la primera posición en apoyo popular y han fracasado en los demás objetivos.
2. El PSdeG gana en todas las variables en las que el PP pierde, lo que significa que sale notablemente reforzado de las elecciones. Su objetivo eran siete de las ocho ciudades, tres diputaciones y convertirse en la fuerza más votada. No han conseguido el número uno de apoyo ciudadano y se han quedado sin la Diputación de Pontevedra, pero han alcanzado el resto de sus objetivos.
3. El BNG se proponía entrar en los gobiernos municipales de todas las ciudades, duplicar los municipios gobernados por un nacionalista, conservar la alcaldía de Pontevedra y conquistar Ourense. Han retrocedido en voto en varias ciudades pero, salvo el objetivo de As Burgas, se puede decir que han alcanzado su pretensión.
4. La izquierda (con permiso de la redefinición que del BNG hizo Quintana en plena campaña) gana a la derecha, también en las municipales. El mito de la Galicia conservadora se tambalea.
5. El hecho de que no haya mayorías absolutas en las ocho ciudades más pobladas beneficia, sobre todo, a Emilio Pérez Touriño. Su mayor riesgo, el renacimiento de las baronías de la mano de alcaldes todopoderosos ya no existe. Losada y Orozco son un problema más pequeño para el presidente si tienen que entenderse con los nacionalistas y Bugallo y Caballero son mucho menos peligrosos si carecen de poder absoluto.

Y una obviedad final que no siempre se tiene en cuenta:
Las elecciones locales son elecciones locales. Yerran quienes creen que los ocurrido el domingo anticipa lo que va a pasar en las generales. Los electores no son tontos y saben lo que están votando. Son muy pocos los ciudadanos que el domingo fueron a votar pensando en Acebes, Zaplana o Zapatero, y muchos los que lo hicieron (o dejaron de hacerlo) teniendo muy presente la situación de su barrio.

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18/5/07

Diez mentiras sobre las elecciones


Diario de Campaña (4)
Ha aquí mi lista de los diez tópicos más habituales a tener en cuenta en unas elecciones:

1) Todos los políticos son iguales
2) El voto no sirve para nada
3) El gasto electoral es un despilfarro
4) Las encuestas son invenciones inútiles
5) La política es una actividad corrupta
6) Los políticos ganan demasiado
7) Debería gobernar el candidato más votado
8) Los candidatos se dedican a insultarse en vez de explicar sus propuestas
9) La campaña electoral no modifica la intención de voto
10) La política no interesa a nadie

Veamos por qué.

(la imagen es de Orca Ruga Bin)


Todos los políticos son iguales. Es una simplificación completamente alejada de la realidad y una afirmación que sólo se sostiene desde el interés o la desinformación. No sólo no son iguales un político del PP y uno del BNG sino que tampoco son iguales, ni mucho menos, dos políticos del PSOE. La política en Galicia y en España está llena de ejemplos que evidencian la falsedad de esta afirmación.
El voto no sirve para nada. Bastaría con una reducción al absurdo para demostrar esta impostura: si todo el mundo la suscribiera, nadie votaría y sería el fin de la democracia participativa. Esta afirmación se apoya en una circunstancia aritmética que alimenta la sensación de la inutilidad del sufragio: la dimensión del universo de votantes. Sobre un censo de tres personas, un voto parece algo decisivo; sobre uno de 3 millones, aparenta no servir para nada. La idea es simple y se basa en despreciar la importancia de la acumulación. El individuo frente al cuerpo social. Y es mentira. No habría cuerpo social, no habría mayorías ni minorías sin la acumulación de los individuos. Hace cuatro años Francisco Vázquez logró la alcaldía por menos de 200 votos. Sé de algunas personas que no fueron a votar y se tiraron de los pelos cuando descubrieron que con su voto habrían conseguido echar a Vázquez de María Pita, tal y como deseaban. Todos los votos cuentan, es una obviedad matemática. Aunque haya quien no se la crea en la realidad democrática. Incluidos los que se quedan en casa o los que depositan el sufragio en blanco: creen que se mantienen al margen pero en realidad con su decisión están delegando lo que va a suceder en quienes sí votan a una candidatura concreta. Quienes creen que de esa forma se mantiene al margen del sistema se engañan. La realidad no desaparece porque ellos cierren los ojos, sigue desarrollándose ante ellos, aunque sea con su pasividad cómplice.
El gasto electoral es un despilfarro. Los partidos gastan millones en las campañas electorales, pero contrariamente a lo que trata de sostener esta afirmación, ese dinero no se volatiliza. Imprentas, empresas de alquiler de equipos de sonido, organización de eventos, vehículos y locales, fabricantes de papel, vendedores de merchandising y toda clase de empresas, grandes y pequeñas, así como sus empleados, se benefician del dinero que pone en circulación una campaña. En términos puramente económicos las campañas no derrochan más que las fiestas patronales de cualquier localidad. Y nadie se queja de ellas. Eso sin contar con el hecho de que, efectivamente, la democracia es el sistema político más caro. Pero el hecho de que los totalitarismos sean baratos no los hace mejores. Al contrario; a la larga acaban resultado mucho más caros, sobe todo en términos de derechos humanos,
Las encuestas son inventos inútiles. Las encuestas ni son inútiles ni son inventos. Al menos cuando se hacen bien y no se diseñan exclusivamente para influir en la opinión pública señalando tendencias inexistentes. La demoscopia es una ciencia por más que su realización la haya desprestigiado y es un instrumento extraordinariamente útil para predecir escenarios a partir del examen de conjuntos sociales muy extensos. Tan útiles son que las usamos a diario fuera de la política para apoyar argumentos y toda clase de criterios sociales, culturales y económicos. Y los propios políticos no pagarían grandes cantidades de dinero por encuestas que no hacen públicas y que les permiten establecer prioridades y fijar estrategias. La credibilidad de las encuestas que se difunden, como en el caso de las noticias, depende de los medios que les sirven de soporte. Y así deben ser juzgadas.
La política es una actividad corrupta. Hay políticos corruptos pero probablemente no son la mayoría. Así que es posible concluir que la mayoría de los políticos no son corruptos. Al menos en un proporción diferente al resto de los colectivos sociales, porque no cabe afirmar fundamentadamente que la política soporte un grado de corrupción mayor que la actividad económica, el deporte o e periodismo. Lo más habitual es que la corrupción, cuando anida en una sociedad, contamine por igual a todos sus estamentos. Asegurar que los políticos son más corruptos que los médicos, los abogados o los policías es un ejercicio de hipocresía que toma como muñeco de feria al grupo social más expuesto a la crítica pública. Pero nunca se ha sostenido con pruebas.
Los políticos ganan demasiado. El sueldo de los políticos es con frecuencia motivo de discusión, ni siempre basándose en criterios objetivos. El salario de alguien siempre es una magnitud relativa. 1.500 euros netos al mes, por ejemplo, puede parecer escaso para alguien que, por ejemplo, ha tenido que dedicar años de formación y de trabajo para alcanzar esa nómina, pero parece descomunal a los ojos de un pensionistas que no alcanza los 600 euros al mes. Por el contrario, puede parecer que tenga mucho sentido que algunos artistas cobren, por ejemplo, 6.000 euros netos por media hora de actuación, o que el consejero delegado de un banco ingrese 24.000 cada mes, planes de pensiones aparte. El salario está, con frecuencia, vinculado a la situación de mercado, depende de la proporción entre la oferta y la demanda así como de la formación, la experiencia y, a veces, el prestigio. Si la sociedad, a partir de esos valores, decide pagar buenos sueldos a los responsables de empresas, ¿por qué ha de parecernos más remunerar del mismo modo el gobierno de lo público, una empresa mucho más importante para la colectividad que las de propiedad privada? Pretender que a nuestros políticos se les paguen sueldos ridículos, o incluso que no se les pague, es pura demagogia inconsistente.
Debería gobernar el candidato más votado. Es una de las mentiras habituales entre los partidos y los candidatos que a menudo obtienen el apoyo mayoritario de los ciudadanos pero que al mismo tiempo son incapaces de llegar a acuerdos con otras formaciones políticas. Sólo gobierna el candidato más votado en los sistemas políticos mayoritarios, donde el que más votos obtiene se lo lleva todo, sea el 50% o el 10%. Pero en España el sistema político, pactado por todos los partidos, es el proporcional, y en él la representación se reparte en función del porcentaje de votos: si logras el 50%, te quedas con el 50%, pero el que logra el 10%, recibe también el 10% (los porcentajes, en la práctica, no son exactos, porque, por ejemplo en España, se aplica la corrección matemática conocida como Ley d’Hondt, que siempre prima a los más votados y perjudica a los de menos apoyo). Por eso quien reclama que gobierne el más votado pretende algo ilegal; primero que proponga modificar la ley electoral o guarde silencio. El sistema proporcional permite y facilita construir mayorías y la mayoría siempre está más legitimada que la minoría, por más que resulte de la agrupación de dos o más voluntades.
Los candidatos se dedican a insultarse en vez de a explicar sus propuestas. El tiempo que los candidatos dedican a insultarse es sorprendentemente pequeño en comparación con el que consumen en la explicación de sus propuestas. Los culpables de esta mentira son los medios de comunicación, que siempre prefieren los insultos, mucho más llamativos y noticiables, a las propuestas, con frecuencia aburridas y pesadas. Muchos ciudadanos tienen la misma preferencia porque prestar atención a proyectos e iniciativas exige más esfuerzo que pasar simplemente el tiempo observando cómo los políticos se despellejan mutuamente.
La campaña electoral no modifica la intención de voto. Es verdad que la mayoría de los ciudadanos con derecho a voto llegan a la campaña con una decisión tomada. Sin embargo, un porcentaje muy significativo de los votantes duda sobre que hacer hasta el último día. Son pocos los que se debaten entre dos opciones pero sí muchos los que no saben si votar en una dirección quedarse en casa. Por esa razón los partidos concentran sus esfuerzos en movilizar a sus afines más que en convencer a los contrarios. Quien motiva lo suficiente a sus seguidores como para ir a votar suele llevarse el gato al agua.
La política no interesa a nadie. Es una mentira muy habitual, no sólo entre sesudos expertos sino entre los ciudadanos del común. Pero es difícil de sostener con datos. Una actividad como la política, con notables consecuencias sobre la vida práctica de las personas, es probablemente una de las cosas que más interesa a los ciudadanos. Basta con recordar cuánta gente vota en unas elecciones que, en el caso de Galicia, por ejemplo, se acerca habitualmente al 75%. Eso son tres de cada cuatro personas con derecho a voto. Se me ocurren pocas cosas capaces de interesar a más gente, ni siquiera el fútbol. Si nos fijamos en las cifras de audiencia de los debates más recientes en TVG obtendremos una conclusión parecida. Y si nos fijamos en los diarios de información general más vendidos de España, caeremos en la cuenta de que son, al mismo tiempo, los que más espacio dedican a la información política.

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9/5/07

Como chiquillos


Diario de Campaña (3)
La semana empezó en domingo, como si fuéramos anglosajones. Y arrancó en Vigo, con ZP como principal atracción, y con un Touriño que cosechó, para sorpresa de muchos, más aplausos de lo que en él es habitual. O era, porque, aunque a lo mejor es pronto, si se confirma como reclamo electoral tendremos ante nosotros la prueba del nueve de cómo la jefatura institucional moldea el liderazgo político.


Siempre he sospechado que atribuimos a nuestros políticos una talla que no tienen. Que los percibimos de forma diferente por el mero hecho de ocupar uno u otro cargo, aunque se trate de la misma persona. Dejamos que el contexto, en este caso el sillón presidencial, modifique la realidad que tenemos ante nuestros ojos. Habrá que estar atentos, en los próximos días, al verdadero alcance de ese fenómeno.
Mientras tanto siguen las escaramuzas de esa guerra sorda que mantienen, desde hace meses, los dos socios del bipartito. La semana pasada vimos cómo el caso el episodio de los cheques asistenciales para la emigración servía de pretexto para uno de los mayores desencuentros de la legislatura. Y este lunes hemos asistido a unan nueva batallita, en este caso a cuenta del control de TVG, resultado de un equilibrio insostenible que es en sí mismo una herida mortal para los medios públicos.
Son como chiquillos. Y por eso todo parece un juego. Aunque en rigor no lo sea y, de verdad, el 27 de mayo estén en juego más cosas que las que, con su comportamiento aparentemente frívolo, nos quieren hacer creer.

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5/5/07

Una controversia injusta (2)


He aquí el vídeo de agradecimiento que Jon Lee Anderson envió desde Afganistán en torno a la concesión del III Premio José Couso y que no pudo ser proyectado en el Teatro Jofre de Ferrol esta semana por problemas técnicos

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3/5/07

Una controversia injusta


La entrega ayer en Ferrol del III Premio José Couso al periodista norteamericano Jon Lee Anderson se vio envuelta en una controversia injusta. Injusta con el premiado, un profesional poco sospechoso de complacencia con los poderosos, e injusta con el cámara ferrolano cuyo asesinato en Irak conmemora el galardón. Unas declaraciones de Anderson reproducidas por el diario El Progreso el pasado mes de diciembre fueron la causa. La familia de Couso las consideró contrarias a la batalla judicial que mantienen reclamando justicia, por más que el propio Anderson, en el comunicado con el que agradeció el premio, dijese todo lo contrario.


La familia de Couso, faltaría más, tiene todo el derecho del mundo a dar su opinión. Y Anderson también. Por eso mismo reivindicamos la libertad de expresión. Lo verdadermente lastimoso es que no creo que de las palabras del periodista norteamericano (las reproducidas por El Progreso) se derive ninguna crítica hacia la familia del cámara ferrolano ni mucho menos una defensa de la impunidad en los conflictos bélicos. Confío verdaderamente en que el premiado, imposibilitado para responder in situ a las críticas al estar ausente del acto de entrega del galardón que conceden los periodistas gallegos porque se encuentra trabajando en una remota región de Afganistán, tenga ocasión de responder personalmente a las críticas cuando se desplaze a Galicia. Aunque a muchos no nos quepa ninguna duda.

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1/5/07

El blogomillo originario


“Nada puede ser más lisonjero, ni mas glorioso á quien disfrutando de la paz del reino repasa escrupulosamente por la memoria los desvaríos de su vida pasada, para reforzarse en todo con el estudio de la verdad, que al manifestar á todo el Mundo los escollos en que nuestra fragilidad se bate miserablemente todos los dias. Pero ¡será posible, que no haviendo quien hable mal de mi vaya ahora a turbar mi sosiego, siendo el juguete de las visitas y concurrencias, y excitando bullas y disputas entre unos que me alaben, y otros que me desprecien?"

(El Catón Compostelano, 1 de mayo de 1800)

"Sin deseos ni temores, y á cubierto de todo rumor desagradable hé vivido hasta ahora sin inquietud y no me entretengo en mi soledad sino conmigo y con mis libros. ¡O agradable é inocente vida! ¡Quan amable es esta ociosidad, quan honesta y casi digna de preferirse aún á los mas ilustres empléos! Pero por otra parte ¿dexaré de ser de alguna utilidad en la sociedad? Tendré bastante calma para contarme por miembro podrido del cuerpo civil, solo por no turbar mi quietud, y ser unicamente bueno para mi solo? No, no es este el fin con que Naturaleza trabó entre si todas las partes que componen el Universo; otro es el systema que quiso adoptar, haciendo que todas contribuyesen á la circulacion de esta maquina , y este solo exemplo debe ser suficiente para mi instruccion.
Mi ocupacion, pues, há de ser desde este dia reprehender los errores introducidos bajo el nombre de costumbre, é instruir en todas materias politicas y literarias. Pero sin embargo de las muchas bendiciones y aplausos, de que me colmaron algunos modestos Anonimos al saber la intencion de una tan arriesgada empresa, hallo una no pequeña dificultad. Se me ofrece, pues, decir á todos mis Compatriotas: Voy á exponer la verdad sin velo alguno, y en todo su esplendor, y ¿podreis sufrir sus brillos? La oireis y la aceptareis sin disgusto? Abolireis en conseqüencia los abusos que yo os corrija, y os demuestre por tales? Si á la satisfaccion de hablar aconsejando á mis Conciudadanos se me agrega la gloria de ver fructificar mis palabras, mi gozo será igual á mi desvelo, no desearé mas recompensa que trabajar con gusto mis tareas, y que mas? dormiré dulcemente entre los brazos de mi silla, meditando en el asunto que huviese de proponer al público, sin querer ni un sosegado sueño, ni la mas regalada cama”.

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Disparados


Diario de Campaña (2)
Anxo Quintana reúne a los candidatos a las alcaldías de las siete capitales y a la conselleira de Vivenda, Teresa Táboas, para el ceremonial de los compromisos. Firman un papel, igual que el candidato de Bande firma ante notario, para que les creamos más.

Tiene razón el PP cuando ridiculiza estas prácticas. Si hacen falta fedatarios públicos (notarios o periodistas) es que algo está fallando en la credibilidad de nuestros políticos y no va a mejorar gran cosa por que haya papeles de por medio. La cita es en el mismo salón de un hotel compostelano en el que hace ocho días el PP celebró el alumbramiento de su programa electoral y la hora es intempestiva, porque es 1º de Mayo y los candidatos tiene que llegar a tiempo a las manifestaciones que la CIG ha convocado en cada una de las ciudades de las que proceden.
Corbata para todos menos para Táboas y el propio Quintana, cómodo en su look de fin de semana. El vicepresidente no se extiende, sabe de las prisas de sus candidatos. El tema vuelve a ser el urbanismo y habla lo justo para hacer ver que el BNG tiene las manos limpias en el toma y daca de la corrupción de sus rivales. Y para prometer 27.000 viviendas protegidas en cuatro años en las siete capitales para el caso (improbable) de que todos sus candidatos consigan llegar a la alcaldía.
El primer en huir, a la carrera, es el único alcalde presente. Fernández Lores se sube de un salto en el coche oficial y sale disparado.

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El calamar


Diario de Campaña (1)
Alfonso Rueda habla de los alcaldes constructores con esa ambigüedad calculada tan habitual en los políticos que gustan de administrar cuidadosamente la información, no vaya a ser que se les escapen demasiados datos. Rueda se ha convertido en la tanqueta del PP. Inasequible al desaliento, avanza contra viento y marea y caiga quien caiga. Un día compara al alcalde de Foz con De Juan Chaos, otro juega con las palabras para llamar a la conselleira de Política Territorial la becaria de Touriño.

Hoy pone cara de calamar y señala con el dedo a los candidatos socialistas de Baiona y Ribeira de Piquín, supuestos constructores (muy supuestamente, a la vista del registro mercantil, pero esa es otra historia) para llenar de tinta el espacio público y hacer invisibles a los alcaldes del PP que, con las bendiciones de su partido, deciden por la mañana cuánto vale del suelo para dedicar la tarde a averiguar a cuánto nos van a cobrar los pisos.
Aprovecha Rueda para preguntarse qué hace Touriño en Canarias en vez de estar negociando con Fomento cómo suprimir los pasos a nivel de Valga. Da igual que ambos hablaran en Galicia hace sólo cuatro días y que los pasos a nivel ya estuviesen ahí cuando gobernaba el PP. Detalles, detalles sin importancia. Lo importante es hacer ver que Touriño no está, que se fue a Canarias. ¿Y dónde está Feijóo? ¿De puente?

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