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28/6/09

La comodidad (y el riesgo) de dejar pasar el tiempo

El compromiso ético de la derecha española nunca ha sido modélico. No desde luego en el caso de los dirigentes conservadores que entienden la política como un medio para enriquecerse, pero tampoco en el de los que, como Rajoy, no tiene inconveniente en mirar para otro lado mientras sus más inmediatos colaboradores sacan provecho de su cargos.

A pesar de ello, y aunque nadie esperaba una reacción ejemplar en el caso Gürtel, sí hubo quien confió en alguna de orden práctico, porque aunque no exista voluntad ejemplarizante, sí parece claro que la decisión de dar cobertura a Luis Bárcenas no va a beneficiar, precisamente, a la imagen pública del PP.
Pero no. Mariano Rajoy se siente cómodo dejando pasar el tiempo. A fuerza de no tomar decisiones, se dice a sí mismo, nadie podrá considerarle culpable de nada. Ni de su propia derrota. Pero el líder del PP es cualquier cosa menos inocente. Bárcenas no es un diputado cualquiera, tiene la llave de la caja y su imputación le salpica de lleno.
Se equivoca Rajoy si interpreta los resultados del 7-J como la certificación de que, al menos para el PP, la corrupción no tiene coste. Y, sobre todo, se equivocan sus fieles si dan por buena esa conclusión. Las consecuencias electorales de la corrupción pueden demorarse, pero acaban llegando. Inexorablemente.

Público

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