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18/2/08

Eficacia, indecisión, cultura

Hipocresía. Ricardo Varela, el secretario de Organización de los socialistas gallegos, apela a razones de “eficacia” para justificar que la Xunta entregase un billete de avión de ida y vuelta a una emigrante retornada a través de una diputada de su partido (que casualmente es la responsable de Emigración del PSdeG). El mismo argumento, sin ir más lejos, es el que emplea el PP para explicar que Alberto Núñez Feijóo, el presidente de los conservadores gallegos, hiciese de correo de la Diputación de Pontevedra para entregar un cheque por valor de 30.000 euros al presidente del Centro Gallego de México. En aras de la misma “eficacia”, unos y otros acabarán tratando de convencernos de que las consellerías deben distribuir las viviendas sociales a través de los diputados. O que el subsidio de desempleo debería tramitarse en las sedes de los partidos... 

2.727.421. Las encuestas del fin de semana son bien reveladoras:
  1. El 51% de los ciudadanos prefiere una victoria del PSOE frente a un 31% al que le gustaría que ganase el PP. 
  2. La intención directa de voto de los socialistas está en el 36,4%, 11,5 puntos porcentuales por encima de los conservadores. 
  3. La crisis económica se ha instalado en el inconsciente colectivo pero, cuando menos, sigue siendo difícil de percibir: el 52% de los españoles cree que la situación de España en estos momentos es mala o muy mala, aunque el 44% reconoce que su situación económica personal es buena o muy buena. 
¿Qué explica, entonces, que las encuestas atribuyan sólo un 1% de diferencia en voto estimado entre el PSOE y el PP? La respuesta está en la capacidad de cada partido de movilizar a sus propios votantes. La inmensa mayoría de los partidarios del PP ya ha decidido que va a votar el próximo 9 de marzo pero una de cada cuatro personas que votaron a Zapatero en 2004 no ha decidido todavía qué va a hacer. Son 2.727.421 personas (algo más que la población de Galicia) sobre los que recae la responsabilidad de decidir el futuro. Zapatero, Rajoy y todos nosotros estamos en sus manos.La verdadera integración. El debate sobre la inmigración no debería girar en torno a la cultura entendida en términos etnográficos, ni muchos menos en torno a las costumbres, como reclama la caspa de la ultraderecha. El verdadero debate tiene que ver con la cultura de la razón, tal y como se entiende desde el punto de vista de la ilustración. “La cultura como lo opuesto a la ignorancia”, explica Soledad Gallego-Díaz en El País.

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