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12/2/07

Paradojas inducidas


Acabo de leer en un par de blogs (aquí y aquí) que la intención del actual Gobierno de la Xunta de resolver la cuestión del papel institucional de los vicepresidentes haciéndoles miembros natos del Consello Consultivo está provocando cierta indignación. En ambos casos, los autores de los posts a los que me refiero son personas sensatas, a las que repugna la demagogia y que, por tanto, resultan poco sospechosos de basar sus opiniones en consideraciones superficiales. No son, tampoco, miembros de la blogosfera neocon, lo que por sí sólo bastaría para no tener que hacer ningún comentario adicional. No, se trata de personas sensatas y bien informadas. Así que, si ellos están tan enfadados con el proyecto de la Xunta, es fácil imaginar cómo habrá sido recibida la idea por el común de los ciudadanos. (la imagen es de El Roto)

Lo curioso de este asunto es que no sólo ya había sido anunciado por el presidente de la Xunta hace 19 meses, en su discurso de investidura, sino que ha sido divulgado repetidamente por los periódicos a lo largo de la actual legislatura sin que nadie, ni políticos ni periodistas, que son quienes habituamente agitan este clase de polémicas, hayan abierto la boca. Hasta ahora, naturalmente.
La explicación es sencilla. Esta vez, el periódico que ha publicado la información ha planteado el caso en términos salariales afirmando que, gracias a la Xunta, los ex presidentes cobrarán casi 68.000 euros al año. Nada mejor que una buena suma de dinero público para espolear el disgusto de unos ciudadanos agobiados por salarios que apenas alcanzan para satisfacer sus necesidades. ¿El resultado? Una polémica peligrosa acerca de la aviesa intención de los políticos gorrones de siempre de hacerse ricos a costa del erario público. Un buen chupito de rabia popular para animar la sobremesa. Y también los blogs.
La cosa, sin embargo, no es tan sencilla. Veamos por qué.
Lo que la Xunta ha planteado, con acierto o sin él, eso lo veremos más tarde, es la necesidad de resolver el papel institucional de los ex presidentes una vez retirados del cargo. Presidencia quiere que formen parte del Consello Consultivo de Galicia (CCG), un organismo oficial formado por expertos en la administración creado entre otras cosas para asesorar al Ejecutivo en la preparación de leyes. Es en calidad de miembros del CCG que los ex presidentes cobrarían casi 68.000 euros al año y permanecerían en el cargo doce años, exactamente igual que sus compañeros. Por tanto, lo que está en discusión no es la sensatez de una propuesta para que los ex presidentes gallegos cobren 68.000 euros al año durante doce años, sino la conveniencia de que formen parte del Consello Consultivo. El debate debería basarse en la idoneidad del perfil de los ex presidentes para ese cargo; si la experiencia que acumulan durante los años en los que ejercen la máxima responsabilidad ejecutiva de Galicia es útil para que el CCG esté en mejores condiciones de asesorar al Gobierno de turno. Si me apuran, la discusión, en todo caso, debería girar en torno a la utilidad de este organismo, creado a imagen y semejanza del Consejo de Estado, pero nunca alrededor de la cuestión salarial, incluso en el caso de que detrás de la propuesta de la Xunta se ocultase la prosaica intención de resolver el futuro económico de los ex presidentes, algo que, no se engañen, suele resolverse en el sector privado con salarios mucho más elevados de lo que el Consello Consultivo podrá nunca ofrecer. Lo demás es una paradoja inducida por quien prefiere una jugosa polémica a una buena información.

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