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31/5/07

Ganadores y perdedores


Diario de Campaña (5)
¿Todos han ganado? Es evidente que no. Las elecciones del domingo, al menos en Galicia, son un ejemplo de cómo una ligerísima variación en la decisión de los votantes puede poner patas arriba todo un mapa político. Examinemos las principales magnitudes partido a partido.


1. Partido Popular
Veamos primero los concejales. Su número es importante, al fin y al cabo es lo que elegimos los que fuimos a votar (y los que no, aunque ellos crean lo contrario). En cifras absolutas el PP se lleva el gato el agua, pero el partido de Alberto Núñez Feijóo haría muy mal en celebrar el resultado como una victoria. Porque aunque ha conseguido 1.789 de los 3.847 puestos a cubrir (el 46,5% del total), ha perdido 253 (un 12,3% menos).
El cómputo de alcaldías es todavía relativo, porque muchas de ellas dependen de que fructifiquen o no los pactos poselectorales. No obstante, a la vista de los resultados y teniendo en cuenta los precedentes de otros años, no es aventurado suponer que el PP se quedará al final con entre 150 y 160, lo que significa que, por primera vez en dos décadas, los conservadores gallegos sólo tendrán bajo su control a la mitad de los ayuntamientos de Galicia.
Van a ser, en todo caso, municipios con poca población. El mayor de ellos es el de Ribeira, una localidad de apenas 30.000 habitantes. De hecho, apenas el 30% de los gallegos tendrán alcalde del PP durante los próximos cuatro años.
En cuanto a las Diputaciones, el PP mantiene el dominio en número de diputados en las cuatro, pero no sólo no recupera la de A Coruña sino que va a perder el control de la de Lugo.
Prestemos atención ahora al número de votos. El PP ha perdido 39.227 (un 1,65% menos) en comparación con las elecciones de 2003. Sus 656.195 sufragios les sitúan en primer lugar, pero no sólo representan menos del 40% del total (la cifra más baja desde que el PP sustituyó a UCD como referencia en el centroderecha) sino que son 137.619 menos que los de la izquierda (entendiendo por tales los del PSdeG y el BNG juntos). Hace cuatro años la diferencia era de 83.066 votos, lo que significa que se ha incrementado más de un 65%. Si sumamos los votos de los tres grandes partidos, los del PP representan el 45,25%.
Alberto Núñez Feijóo ha celebrado los resultados porque tiene más concejales, más alcaldes y más votos que nadie. Y ha pasado por alto que son los peores que obtiene su partido en unas municipales en 20 años. No sólo tendrá menos poder que nunca sino que su influencia, limitada a las zonas rurales, sólo alcanzará a un tercio de la población.

2. PSdeG
Los socialistas han ganado 190 concejales (un incremento del 20,4%) y ahora tienen un total de 1.117 ediles. Son 672 menos que el PP, lo que significa que, en lo que se refiere a esta magnitud, desde 2003 la diferencia entre ambas formaciones se ha reducido casi un 40%.
Todavía no hay pactos, pero es más que probable que, a partir del 16 de junio, el PSdeG sume más de un centenar alcaldías, casi un tercio del total. Es una cifra sin precedentes para los socialistas, pero lo verdaderamente relevante es que se trata de municipios que, en conjunto, son el hogar del 60% de los gallegos. Los socialistas retroceden en A Coruña, Lugo y Santiago y avanzan en Pontevedra, Ferrol, Ourense y Vigo. El balance final es que siete de las ocho localidades con más población tendrán alcalde del PSdeG.
En el ámbito provincial, el PSdeG amplía su control de las diputaciones sumando Lugo a la de A Coruña.
Fijémonos ahora en los votos. Los socialistas ganaron exactamente 2 puntos y 25.208 votos en comparación con las elecciones de hace cuatro años. Ahora mismo están a 10,7 puntos y 177.830 votos del PP, cuando hace cuatro años la distancia era de 14,45 puntos y 242.265 sufragios. Se ha reducido, pues, un 26%.
Emilio Pérez Touriño ha celebrado los resultados porque su partido es el único que crece en cifras absolutas y relativas y en todas las magnitudes. Y se apoya en el liderazgo socialista de la alternativa de izquierdas al PP para asegurar que la alianza PSdeG-BNG que ha hecho posible el Gobierno bipartito de la Xunta ha ganado las elecciones municipales.

3. BNG
Los nacionalistas han conseguido 661 concejales. Son 65 más que en 2003, lo que representa un incremento del 11%.
En el capítulo de las alcaldías es donde la ganancia del Bloque se hace más evidente, porque los pactos pueden permitirle duplicarlas y conseguir hasta una treintena de bastones de mando. En términos de población, aproximadamente un 10% de los gallegos tendrán alcalde nacionalista. El BNG conservará además la alcaldía de Pontevedra y por primera vez tiene ante sí la posibilidad de formar parte de los gobiernos municipales de las otras siete ciudades.
Lo curioso es que este balance, positivo en número de ediles y tremendamente favorable en las alcaldías, no se corresponde con el número de votos. De hecho, el Bloque recibió el domingo 9.882 votos menos (una caída de 0,26 puntos porcentuales). La caída de votos del PP le permite ganar posiciones relativas en relación con los conservadores pero en cambio los nacionalistas han perdido peso en lo que se refiere a los socialistas.
Anxo Quintana celebró los resultados porque el BNG prácticamente ha detenido la caída electoral que inició en 2001 (el retroceso es prácticamente nulo) y ha logrado su objetivo de duplicar sus alcaldías.

De todo ello cabe extraer algunas conclusiones:
1. El PP pierde votos, concejales, alcaldes y, sobre todo, poder local, el único soporte institucional que le quedaba después de perder el Gobierno central y la Xunta. Los conservadores acudieron a las urnas con el objetivo de conservar tres diputaciones, las ciudades de Ferrol, Ourense y Vigo y el liderazgo en número de votos. Hoy sólo conservan la primera posición en apoyo popular y han fracasado en los demás objetivos.
2. El PSdeG gana en todas las variables en las que el PP pierde, lo que significa que sale notablemente reforzado de las elecciones. Su objetivo eran siete de las ocho ciudades, tres diputaciones y convertirse en la fuerza más votada. No han conseguido el número uno de apoyo ciudadano y se han quedado sin la Diputación de Pontevedra, pero han alcanzado el resto de sus objetivos.
3. El BNG se proponía entrar en los gobiernos municipales de todas las ciudades, duplicar los municipios gobernados por un nacionalista, conservar la alcaldía de Pontevedra y conquistar Ourense. Han retrocedido en voto en varias ciudades pero, salvo el objetivo de As Burgas, se puede decir que han alcanzado su pretensión.
4. La izquierda (con permiso de la redefinición que del BNG hizo Quintana en plena campaña) gana a la derecha, también en las municipales. El mito de la Galicia conservadora se tambalea.
5. El hecho de que no haya mayorías absolutas en las ocho ciudades más pobladas beneficia, sobre todo, a Emilio Pérez Touriño. Su mayor riesgo, el renacimiento de las baronías de la mano de alcaldes todopoderosos ya no existe. Losada y Orozco son un problema más pequeño para el presidente si tienen que entenderse con los nacionalistas y Bugallo y Caballero son mucho menos peligrosos si carecen de poder absoluto.

Y una obviedad final que no siempre se tiene en cuenta:
Las elecciones locales son elecciones locales. Yerran quienes creen que los ocurrido el domingo anticipa lo que va a pasar en las generales. Los electores no son tontos y saben lo que están votando. Son muy pocos los ciudadanos que el domingo fueron a votar pensando en Acebes, Zaplana o Zapatero, y muchos los que lo hicieron (o dejaron de hacerlo) teniendo muy presente la situación de su barrio.

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