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14/6/07

Periodismo de emociones


Puede que no lo haya hecho del todo bien y es seguro que se equivocó haciéndose la foto de las Azores, pero cuando opina sobre los medios de comunicación tiene más razón que un santo: “El impacto es lo que importa. La exactitud es importante pero es secundaria (…). Los diarios de calidad afrontan las mismas presiones que los tabloides; las televisiones, las mismas que los diarios. Hay que conseguir audiencia, mantenerla y atrapar sus emociones. Algo interesante es menos poderoso que algo que emociona”.

En esta información de El País puedes conocer más detalles acerca de la conferencia de Tony Blair en el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo. Las negritas, por supuesto, son mías:

Tony Blair, a quien le queda algo más de dos semanas como primer ministro británico, lanzó ayer un duro ataque contra el periodismo actual y los cambios producidos con la llegada de las nuevas tecnologías. Blair dijo que la competencia brutal lleva a la prensa a comportarse como "bestias salvajes", ha provocado la pérdida de valores, como el de la búsqueda de la verdad, y modificado la relación entre medios de comunicación y políticos, que de esta manera ven "reducida su capacidad para tomar las decisiones correctas".
"El impacto es lo que importa. La exactitud es importante, pero es secundaria. (...) Los diarios de calidad afrontan las mismas presiones que los tabloides; las televisiones, las mismas que los diarios. Hay que conseguir audiencia, mantenerla y atrapar sus emociones. Algo interesante es menos poderoso que algo que conmociona", aseguró el primer ministro británico.
Blair se decidió a hacer públicas sus ideas sobre el estado del periodismo actual "después de muchas dudas", según confesó. "A algunos les parecerán basura, pero era necesario decirlo". Y lo hizo ante la audiencia adecuada, en el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, en la sede de la agencia británica en Canary Wharf de Londres.
Quiso presentar estas opiniones como sus reflexiones tras 10 años como primer ministro de Reino Unido y 13 como líder del Partido Laborista. Blair advirtió de entrada que no se trata de buscar culpables, sino soluciones a un problema. Admitió de inmediato sus propios pecados debido a la "inusual" atención que el Nuevo Laborismo prestó a los medios "en los primeros años". Y subrayó que "no es la gente lo que ha cambiado, sino el entorno".
Es decir, no es que los periodistas sean más malignos hoy que ayer, pero los cambios que vive el mundo de la información han agravado el antagonismo entre la prensa y los políticos. "Las relaciones entre los medios de comunicación y los políticos son, necesariamente, difíciles. Así tiene que ser", dijo Blair.
Su tesis es que en un mundo con canales de información 24 horas al día siete días a la semana, en el que han irrumpido las ediciones electrónicas y hay millones de blogs compitiendo con los medios tradicionales y alejando de ellos al público más joven, "el mundo de los medios -como todos los demás mundos- está cada vez más fragmentado, más diverso y transformado por la tecnología".
Eso ha generado una lucha feroz por la audiencia y la tirada que en su opinión hace que los políticos tengan que afrontar la información en tiempo real, modificando su forma de exponer el discurso, y ha llevado a los medios "en un grado muy peligroso a la búsqueda del impacto".
Eso provoca, en su opinión, seis consecuencias: "El escándalo y la controversia derrota al periodismo ordinario"; los "errores" se convierten en "engaños"; "el miedo a perderse algo hace que los medios de hoy, más que nunca, cacen en manada: son como bestias salvajes, haciendo añicos a la gente y su reputación"; en vez de la información de la noticia se impone la interpretación de esa noticia; eso hace que información y opinión se confundan de forma rutinaria; por lo tanto, "no hay equilibrio": todo es "o triunfo o derrota, ya no hay grises, sólo blanco o negro".
Blair vio algo de luz en esa oscuridad: en un mundo en el que "la confianza en los periodistas no es mucho mayor que la que hay en los políticos (...) hay un deseo de imparcialidad, un mercado para informar de forma seria y equilibrada".
"Creo que la relación entre la vida pública y los medios está dañada de tal manera que exige una reparación", concluyó. Pero, en el coloquio que siguió a su intervención, descartó que esa solución pueda venir a través de organismos reguladores: "El cambio no puede ser impulsado por los políticos, sino por los propios medios", aseguró.

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