La cuestión es retorcida pero bien simple. Quienes, en el pasado, se distinguieron por sus críticas al Gobierno anterior y contribuyeron activamente al cambio político en Galicia, ¿tienen derecho a cuestionar ahora la actuación de los socios del bipartito o, por el contrario, su credibilidad ha quedado cuestionada en origen y ahora lo mejor que podrían hacer es estarse calladitos? Hay partidarios de la primera opción, pero también de la segunda. Y no es una mal ejercicio detenerse un segundo a pensar sobre ello.
Viene todo esto, por supuesto, al artículo con el que Suso de Toro cuestionó este fin de semana la labor de gobierno de la Xunta bipartita. Puede argumentarse, en defensa de la tesis según la cual no tiene ahora credibilidad para criticar quien antes se distinguió como un soporte fundamental de la estrategia política de los criticados, que sus motivos no están fundados en la razón y sí en en el rencor. Se suele hacer esta afirmación de quien, supuestamente, ve defraudadas sus expectativas de beneficiarse de una situación. Si así fuera, lo honrado sería establecerlo con hechos y no con suposiciones, así que, a falta de más información, vamos a descartar esta posibilidad.
En segundo lugar, cabe proponer, a modo de explicación, que no tiene derecho a quejarse precisamente alguien que contribuyó a abrir la Caja de Pandora y, por tanto, a liberar los males sobre la faz de la tierra. Esta tesis es, sin duda, mucho más presentable que la anterior pero, sin embargo, no deja de basarse en elementos que me parecen incompatibles con la honestidad intelectual. La razón es porque parte del principio de que es imposible juzgar con criterio los hechos, establecer comparaciones morales entre las expectativas y los resultados y contribuir al debate público haciendo compatible la convicción política con el análisis. Y yo no puedo creer eso.
Más bien al contrario, me parece un síntoma de la credibilidad de quien opina ser capaz de adoptar una posición crítica especialmente acerca de aquellas materias en las cuales se había depositado confianza, en la creencia, seguramente infundada pero no por ello moralmente reprochable, de que había razones para creer en el futuro. Lo que hace a alguien merecedor de confianza es la capacidad de sostener los mismos principios en circunstancias opuestas, especialmente cuando se está expuesto al pim-pam-pum de la plaza pública. Y, como dice el dicho, "la confianza nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas la preguntas".
27/2/07
Todas las preguntas
Publicado por Fernando Varela a las 12:15 p. m.
Categoría: Blogosfera, Medios, Política, Regeneración democrática
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2 comentarios:
Acaso hay alguien capaz de insinuar que De Turo no está legitimado en su cruzada? Santos Morcegos, si él fuese Batman, yo querría ser su Robin para secundarlo en la lucha contra la injusticia bipartita!!!
Claro Robinnot, siempre habrá sitio para alguien dispuesto a ponerse las mallas...
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